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martes, 21 de mayo de 2024

Sobre Pentecostés y la concordia y otras cosas

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Política española de barro y corrupción (Milei, Pedro Sánchez y Ayuso)

 

Política española de barro y corrupción (Milei, Pedro Sánchez y Ayuso)



El escenario político debe ser un espacio de debate constructivo y no un campo de batalla de desinformación y ataques personales
Llucià Pou Sabaté
Martes, 21 de mayo de 2024, 09:35 h (CET)

En la política española actual, la confrontación y la calumnia parecen ser estrategias recurrentes, especialmente cuando se observan las interacciones entre Pedro Sánchez y su gabinete del PSOE con Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid (ya antes se enfrentó a ella el líder anterior del PP, Casado, desaparecido en combate). Este enfrentamiento no es nuevo y ha sido una constante en la escena política desde hace años, con episodios que incluyen tanto acusaciones como desmentidos vehementes. La hostilidad entre el gobierno central y la administración de Madrid ha generado un ambiente tóxico que afecta no solo a los políticos involucrados, sino también a sus entornos familiares.


Uno de los aspectos más controvertidos es la diferencia en la reacción de los involucrados cuando las acusaciones se dirigen hacia ellos o sus familias. Por ejemplo, el presidente del gobierno y sus allegados han lanzado acusaciones graves contra Díaz Ayuso y su familia, acusaciones que muchas veces han sido desmentidas y calificadas de calumnias. Sin embargo, cuando las críticas se dirigen hacia la esposa de Sánchez, especialmente en el contexto de una investigación penal por corrupción, la respuesta del gobierno es muy distinta. Sánchez y su equipo se presentan como víctimas de un ataque injusto, argumentando que las familias de los líderes políticos deben estar fuera del alcance de las disputas políticas.


Esta doble vara de medir es una práctica infame y deshonesta, ya que se escudan en la victimización cuando les conviene, pero no dudan en atacar a sus adversarios con falsedades cuando les resulta beneficioso. Esta conducta no solo refleja una falta de integridad, sino que también socava la credibilidad de las instituciones políticas y daña la confianza pública en los líderes.


El caso del presidente argentino Javier Milei ilustra otro ejemplo de esta hipocresía política. Sánchez y su ministro Puentes, han acusado públicamente a Milei por ejemplo de estar drogado, una afirmación que carece de pruebas y que solo sirve para desacreditar al líder extranjero. Sin embargo, cuando Milei responde llamando corrupta a la esposa de Sánchez, basándose en la investigación penal en curso, el gobierno español se ofende y denuncia el ataque como inadmisible.


Este comportamiento de "tirar la piedra y esconder la mano" revela una estrategia de manipulación en la que se busca desacreditar al oponente mientras se evade cualquier responsabilidad por las propias acciones. Es una táctica que no solo es injusta, sino que también alimenta un ciclo de hostilidad y desconfianza en la política. Al actuar de esta manera, Sánchez y su equipo no solo están demostrando una falta de ética, sino que también están contribuyendo a un clima de polarización y confrontación que perjudica a la democracia.


En una democracia saludable, es fundamental que los líderes políticos actúen con integridad y responsabilidad. Las acusaciones deben basarse en hechos verificables y no en calumnias infundadas. Además, es crucial que los políticos sean coherentes en sus principios y no utilicen el victimismo como un escudo para protegerse de las críticas legítimas mientras atacan despiadadamente a sus adversarios. La política debe ser un espacio de debate constructivo y no un campo de batalla de desinformación y ataques personales.


El caso de la confrontación entre Sánchez y Díaz Ayuso, así como el episodio con Milei, pone de manifiesto la necesidad de una política más ética y respetuosa. Los líderes deben ser modelos de comportamiento y garantizar que sus acciones estén alineadas con los principios de justicia y verdad. Solo así se podrá restaurar la confianza en las instituciones y promover un ambiente político más sano y constructivo.

lunes, 20 de mayo de 2024

"La intención: cuando ya ves lo que otros no ven": Miguel Ángel Serrano,...

Pentecostés, concordia interior y de la humanidad

 

Pentecostés, concordia interior y de la humanidad



En esta celebración debemos abrir las puertas de nuestro interior de par en par
Llucià Pou Sabaté
Lunes, 20 de mayo de 2024, 08:41 h (CET)

El día de Pentecostés, la Iglesia celebra el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles cuando resucitó: sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Juan 20,22). Lo recibieron en ese momento, pero de algún modo también hubo una venida más “pública” del Espíritu Santo el día de Pentecostés de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.

   

El Espíritu que Jesús comunica crea en el discípulo una nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, el mito nos habla de que hay confusión por la multiplicidad de lenguas y no se pueden entender entre ellos. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por personas de las más diversas procedencias y lenguas.

   

El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que le consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.

   

El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos junto a María, estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir al Espíritu. «De repente, como si se diera un viento impetuoso, se oyó del cielo un rumor que llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Entonces se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se distribuían y se ponían sobre cada uno de ellos» (Hechos 2,2-3).

   

Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es raro; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.


No significa que nos liberemos de nuestras dimensiones corporales, pues esta libertad que nos da el Espíritu es un "ya", y al mismo tiempo un "todavía no": el Espíritu Santo, es el Maestro interior que nos guía hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas. Lo veo en relación con lo que dijo Jesús se lo dice a Nicodemo: “En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan,3,5-6).Y sobre ello insiste san Pablo: “Los que viven según la carne gustan las cosas de la carne, en cambio los que viven según el espíritu gustan las cosas del espíritu. Porque la tendencia de la carne es muerte; mientras que la tendencia del espíritu, vida y paz  (Rom 8,5-6).

   

Y en otro momento, “Jesús clamó: Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba quien cree en mí. Como dice la Escritura, brotarán de su seno ríos de agua viva. Dijo esto del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, ya que Jesús aún no había sido glorificado (Juan 7,37-39).


Cuentan que Miguel Ángel al esculpir sus obras maestras (Moisés, David…) decía: “está ahí dentro del mármol, solo hay que sacar lo que sobra”; se ha visto esa acción del Espíritu como la del divino escultor que nos pule para sacar lo mejor de nosotros mismos. También se ha visto con el ejemplo del barro, que se deja  moldear por el divino alfarero. Y más ejemplos, como quien riega lo que está árido, doblega lo rígido, lava lo manchado, cura lo enfermo (Secuencia Veni Sancte Spiritus, de la Misa de Pentecostés).

   

Si le dejamos, el Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es necesario que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés debemos abrir las puertas de nuestro interior de par en par.

Los que se dejan llevar por el Espíritu…

 "Nuestra fe no es la religión del libro sino del Espíritu, que nos abre a cosas nuevas"

Los que se dejan llevar por el Espíritu…

Pentecostés
Pentecostés

"Destaca en el Vaticano el ábside donde, encima de la “silla de san Pedro”, la vidriera de un ventanal representa la gloria, con la paloma del Espíritu Santo en medio de torbellinos de nubes, ángeles y rayos"

"Los que poseen esa presencia no dependen ya del éxito exterior sino del interno de la misma presencia, no quieren otra cosa pues ya lo tienen todo"

"No nos queda claro todavía cómo la salvación en Cristo es compatible con la unidad en el amor con otras religiones"

"Tenemos esa confianza de que haya una acción conjunta de las religiones para evitar las guerras, que haya una acción común contra los atentados a la dignidad humana y el sufrimiento de los inocentes"

Fue Joaquín de Fiore quien habló de la era del Espíritu, y muchas personas pensaron que fue la venida de Francisco de Asís la que se identificó con esa era. En la historia se suele hablar de etapas, y también en la vida personal. La novelista Susanna Tamaro, en *Anima Mundi*, hablaba de que la infancia era tierra, pues estamos aprendiendo la existencia con los pies en el suelo; la adolescencia y juventud es fuego, pues hay temperatura, turbulencias y a veces nos quemamos incluso; y luego viene la edad del viento, del aire, pues aprendemos a dejarnos llevar por esa fuerza que viene de lo alto.

Jesús nos habla del Espíritu Santo como venido del Padre, pero también como su mismo espíritu que comparte con nosotros. Es por él que podemos decir que somos templos de Dios. Así nos lo recuerda san Pablo: "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?" (1 Cor 3,16). Y es que a veces nos despistamos; nuestro "bullicio interior" nos impide atender esa voz que nos guía si le dejamos, en lugar de estar distraídos con otras voces que nos solicitan (gestiones, dinero, preocupaciones, hacer cosas rápidamente…).

El viaje de tus sueños, con RD

Mensaje de Pentecostés
Mensaje de Pentecostés

En la patrística, se ha aplicado al Espíritu Santo aquellas palabras de Isaías, que han venido a interpretarse como dones: “Descansará sobre Él, el Espíritu de Dios, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de ciencia y de piedad, Espíritu de temor de Dios” (Isaías 11,2-3, la duplicación del último “don” es por la versión griega, que tiene así 7). Así vemos el consejo tanto para informarnos de lo que debemos hacer, como para ayudar a los demás; la fortaleza para resistir lo que dificulta que avancemos y esforzarnos en lo que vemos que debemos acometer; la piedad que nos da consciencia gozosa de ser hijos de Dios; el temor de Dios…, y la sabiduría.

Destaca en el Vaticano el ábside donde, encima de la “silla de san Pedro”, la vidriera de un ventanal representa la gloria, con la paloma del Espíritu Santo en medio de torbellinos de nubes, ángeles y rayos. Una expresión de esta fuerza divina, que se ha visto como algo exterior, pero que sin duda es sobre todo interna.

No es fácil identificar ese Espíritu, que algunos han llamado “el gran desconocido”, pero si dejamos que actúe como maestro, nos ilumina y nos guía. Como dice san Pablo: “Los que son movidos por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios” (Rom 8,14); esta es la idea central: y ese guía no nos fuerza, sino que susurra en nuestro interior esas divinas intuiciones que nos llevan a hacer su voluntad. Se trata de acoger al divino huésped en nuestra alma, despejar lo que nos distrae de esta atención. Por eso se le pide: “¡enciéndeme con el fuego de tu amor!”, pues la motivación más grande es el amor: “¡qué agudo es el amor!”, decía una persona, para expresar que despierta nuestro ingenio.

Esta interioridad está al alcance de todos, y para estar despiertos se requiere silencio, para que no sea un saber teórico (conocer) sino una sabiduría experiencial (comprensión de amor). Suele hablarse de adquirir un “ánimo dócil”; por eso también se habla de los “frutos” del Espíritu Santo: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad (Gal 5,22-23).

Los que poseen esa presencia no dependen ya del éxito exterior sino del interno de la misma presencia, no quieren otra cosa pues ya lo tienen todo. No dependen de las opiniones de los que nos rodean o de personas que de algún modo nos conocen.

Pero no nos queda claro todavía cómo la salvación en Cristo es compatible con la unidad en el amor con otras religiones. Raimon Panikkar ha tratado el tema con atención y nos ha aportado sugerencias muy bonitas. Pero parece que la ignorancia sobre este tema hace que en los documentos la Iglesia vaya dando un paso adelante y otro atrás. Me recuerda cuando la teología moral decía que cualquier cosa era pecado mortal y te mandaba al infierno, y la práctica pastoral que la gracia actuaba siempre en la conciencia y te abría el cielo.

Pentecostés
Pentecostés

La pregunta es: ¿y los que no conocen a Cristo? Tenemos la respuesta de que pueden salvarse, sí. Hemos entendido ya que “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,3-4). Pero ¿qué entendemos por verdad?: ¿el amor? ¿Qué relación tiene la revelación cristiana con las otras tradiciones espirituales y religiosas? Necesitamos poder compaginar el Jesús histórico con todo esto. Pienso que queda mucho trabajo por quitar la pátina de interpretaciones del tiempo, para encontrar que nuestra fe no es la religión del libro sino del Espíritu, que nos abre a cosas nuevas.

Cosas nuevas fueron la inculturación de Pentecostés (una de las tres grandes fiestas judías, en la que muchos israelitas peregrinaban a Jerusalén en estos días para adorar a Dios en el Templo) uniendo el dar gracias a Dios por la cosecha del año, a punto de ser ya recogida, con el recuerdo de la promulgación de la Torá en el monte Sinaí. Podemos ver como cada persona y las culturas de hoy con todas sus manifestaciones están invitadas a entrar en ese tiempo del Espíritu donde el amor sea la ley, en una armonía interior y con todo lo creado, y todos los seres humanos. Que a todos llegue el ruaj, el viento aliento de vida, el soplo de la Divina Esencia, el Amor en persona, ósculo santo, aliento, aroma, fragancia, fruto… que haga nuevas las cosas.

Tenemos esa confianza de que haya una acción conjunta de las religiones para evitar las guerras, que haya una acción común contra los atentados a la dignidad humana y el sufrimiento de los inocentes. No entendemos ese dolor, pero intuimos que las incidencias de la vida —las de cada existencia individual y, de alguna manera, las de las grandes encrucijadas de la historia— también forman parte de ese juego de la providencia, que reconducirá todo mal hacia el bien, la mentira hacia la verdad, los llantos en alegría.

Como conclusión, veo que la fuerza de Jesús y de su Espíritu no se limita a una jerarquía eclesiástica (quizá con formas ya obsoletas) ni solamente a un “pequeño rebaño”, sino a la interioridad de cada uno que posee ese Espíritu y que podemos vivir según él, como haría Jesús hoy, en una fraternidad universal de hijos de Dios, con aplicaciones prácticas en la no violencia, y tantas cosas más. Que Francisco de Asís nos ilumine y nos dé entendederas…

lunes, 13 de mayo de 2024

13 de mayo, los “secretos” proféticos de Fátima y la paz del mundo

   13 de mayo, los “secretos” proféticos de Fátima y la paz del mundo



   El 13 de mayo hace años del atentado que sufrió el Papa en la plaza de San Pedro cuando cayó víctima de la bala disparada por el terrorista turco Mehmet Alí Agca. Juna Pablo II en ese día de la fiesta de Fátima puso en manos de la Virgen la paz en Tierra Santa. Los musulmanes aprecian a María, y precisamente según la tradición islámica, Fátima fue la hija favorita del profeta Mahoma. Fátima bint Muhammad, también conocida como Fátima al-Zahra ("Fátima la Resplandeciente"), nació en La Meca alrededor del año 605 d.C. y fue la única hija de Mahoma que sobrevivió hasta la edad adulta. Es altamente venerada en el islam por su papel como esposa de Ali ibn Abi Talib, el primo y yerno de Mahoma, y como madre de Hasan y Husayn, quienes son considerados líderes espirituales por los chiitas. Se la considera un ejemplo de virtud, devoción y sacrificio en la tradición islámica, y su memoria es reverenciada por los musulmanes de todas las sectas.

   Juan Pablo II, ante el conflicto de próximo Oriente, decía entonces: «Todos, y en particular los responsables de la comunidad internacional, tienen el deber de ayudar a las partes en conflicto a romper esta cadena inmoral de provocaciones y de represalias. Hay que recordar, además, eso que tantas veces se ha repetido, que el lenguaje y la cultura de la paz tienen que prevalecer sobre la incitación al odio y a la exclusión». Y pidió a la Virgen de Fátima la paz en Tierra Santa, «para que sean purificados los corazones y propósitos de todos, para que cesen las masacres y para que las energías de unos y otros se empleen finalmente para la construcción efectiva y duradera de la paz». 

   Cuando el 13 de octubre de 1917 “la danza del sol” cerró el ciclo de apariciones de la Virgen de Fátima, quedó abierto un tiempo de guerras y de consagración al corazón de María de la paz en el mundo. Nos quedó el mensaje de rezar el Rosario para la conversión  de los pecadores. Fátima ha sido un icono para los acontecimientos del siglo XX: “anuncia en su mensaje muchos de los signos sucesivos e invita a vivir sus llamamientos: signos como las dos guerras mundiales, pero también grandes asambleas de naciones y pueblos marcadas para entablar el diálogo y buscar la paz; la opresión y las perturbaciones sociales sufridas por diversas naciones y pueblos, pero también la voz y las oportunidades dadas a poblaciones y a personas que mientras tanto se habían levantado en el panorama internacional”; anunció las crisis y deserciones, la solidaridad y junto a la secularización social una irrupción del Espíritu de verdad en los corazones y en las comunidades. Y esta lucha del bien para vencer el mal no ha terminado pues  tenemos el reto de superar el “choque de civilizaciones” (el islamismo sobre todo) con la alianza de civilizaciones, una fraternidad universal.

   El último "misterio" de Fátima, de un atentado contra el Papa, guardado en secreto, se hizo realidad cuando los gritos de la gente que llenaba la plaza de San Pedro del Vaticano anunciaban que la mano del turco Mehmet Ali Agca, que se levantó por encima de la cabeza de los fieles apretando una pistola en dos disparos, disparó contra el Papa, quien fue llevado a toda velocidad al hospital Gemelli de Roma, donde le tuvieron que extraer gran parte del intestino. Le protegió la Virgen de Fátima, y desde entonces esta fecha ha sido asociada al "secreto de Fátima", el tercer secreto no revelado hasta hace poco. Juan Pablo II dijo el 13 de mayo de 1994 que «...fue una mano materna quien guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte», y un 13 de mayo, en la beatificación de los dos pastorcillos ya fallecidos que fueron testigos de las apariciones de María en Portugal, se anunció la revelación de ese tercer secreto donde se hablaba de la figura blanca del obispo de Roma que cae ante los enemigos. Sor Lucía dijo que fue la Virgen quien salvó al Papa del atentado que estaba profetizado en aquel texto -ya público- que reza: «Un obispo vestido de blanco camina con dificultad hacia la Cruz, entre los cadáveres de hombres y mujeres martirizados. Son obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos. Después, de repente, también él cae a tierra, como muerto, bajo los disparos de un arma de fuego». Yo pude estar en Fátima, y comprobar que es un centro de peregrinación que tiene un encanto especial. Basta ver los peregrinos que llenan la plaza en la noche del sábado, con las velas encendidas y el pausado rezar el Rosario atentamente, cada uno en su lengua, siguiendo en procesión a la Virgen. Alrededor del lugar de las apariciones reina la paz de la oración, y un río de gente va llegando en recogimiento, algunos hacen de rodillas los últimos tramos. Y vi, en la corona de la Virgen, en su interior, esa bala que atravesó a Juan Pablo II.

   Otra lección que podemos sacar es cómo Juan Pablo II perdonó a su asesino. Aquel 13 de mayo de 1981, fiesta de la Virgen de Fátima, con miles de personas en la plaza de San Pedro, una niña rubia con un globo azul levanta sus manitas al Papa, que la toma en sus brazos y la levanta en alto sonriente. "Nada hacía presentir -comenta el secretario del Papa, don Estanislao- lo que iba a suceder. Cuando el Santo Padre daba la segunda vuelta a la plaza, el turco Alí Agca disparó contra él... Yo estaba sentado como de costumbre detrás de¡ Santo Padre, y la bala, a pesar de su fuerza, cayó entre nosotros en el automóvil, a mis pies. La otra rozó el codo derecho, quemó la piel y fue a herir a otras personas...".

   "¿Qué pensé? Nadie creía que una cosa así fuera posible ...Vi que el Santo Padre había sido alcanzado. Entonces le pregunté:

   ¿Dónde está herido?" Me respondió: "En el vientre". Todavía le pregunté: "¿Es doloroso?". Y me respondió: "Sí"."

   "El Santo Padre no nos miraba. Con los ojos cerrados, sufría mucho y repetía breves plegarias exclamatorias. Si no recuerdo mal, eran sobre todo: "¡María, Madre mía! ¡María, Madre mía!."

   "Cuando llegamos al hospital todo era confusión. Una cosa era prepararse para recibir a un Papa, y otra verle llegar exangüe e inconsciente La operación duró cinco horas y veinte minutos, el pulso era casi imperceptible. Todos temíamos lo peor. Le administré el sacramento de la Unción, justo antes de la intervención. El Santo Padre estaba inconsciente."

   "La esperanza renació durante la operación gradualmente. Al principio parecía que la muerte era inevitable: el Santo Padre había perdido las tres cuartas partes de su sangre".

   "Es extraordinario que la bala no destruyese en su trayectoria ningún órgano esencial. Una bala de nueve milímetros es un proyectil de una brutalidad inaudita. Para no causar daños irreparables en una parte tan compleja del cuerpo, tuvo que seguir una trayectoria improbable. Pasó a unos milímetros de la aorta. Si la hubiera alcanzado, habría sido la muerte instantánea. No tocó la espina dorsal ni ningún punto vital. Digamos, entre nosotros, milagrosamente. "

   El Papa estuvo en serio peligro de muerte hasta el 15 de julio. Pero en cuanto pudo, Juan Pablo II se desplazó hasta la cárcel donde estaba prisionero Alí Agca, quien le disparó. Habló con él, a solas, durante mucho tiempo. Le perdonó. Le ayudó. Continúa hablándole a Dios con tus palabras (tomado de Juan Pablo II, Memoria e identidad).

    He querido subrayar estos tres puntos de actualidad sobre la fiesta de hoy: la alianza o fraternidad universal y concretamente con la paz en Oriente próximo; la protección maternal de la Virgen María sobre cada uno de nosotros; y el perdón que podemos vivir a semejanza de Jesús que en la cruz pide a Dios: "Perdónales, Padre". 

Llucià Pou i Sabaté 


La muerte de un hijo

  La muerte de un hijo Es importante aprender a cambiar de vida, hacer un plan de vida. Porque la vida sigue Llucià Pou Sabaté Lunes,  1 de ...