En la vida todo es aprendizaje, y lo mejor está por llegar…

jueves, 24 de diciembre de 2020

Feliz Navidad! #JoCanto – Al·leluia de G.F.Händel

Las luces que adornan nuestros pueblos y ciudades nos recuerdan que Navidad es la fiesta de la luz, “la luz brilla en las tinieblas” entre tanta oscuridad de sufrimientos y tragedias que hemos vivido este año. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz», dice el profeta (Isaías 9,1), luz que nos hace ver que es posible el amor, que es posible un mundo mejor, lleno de paz (salom), de salud. Después de la lotería del gordo, al día siguiente nos decimos algo que este año tiene especial relevancia: “no pasa nada si no nos tocó la lotería: ¡mientras haya salud!”… palabra que expresa no sólo la salud corporal sino que significa también para el alma la “salus”, la salvación, la confianza y fraternidad que disipen tantos miedos y carencias. Es la esperanza en medio de tanto sufrimiento, el amor de una madre que da de mamar al hijo viviendo solo en el instante de amor, donde todo el espacio y el tiempo se unen en ese momento mágico que vence el competir con el compartir, el obtener con el darse, donde entendemos que  el poder más grande es el del amor.

martes, 22 de diciembre de 2020

Llucià Pou Sabaté: “El caso de velo musulmán en la escuela, en una sociedad multicultural: propuesta de la alianza de civilizaciones”



Luciano POU SABATÉ, Universidad de Granada

Palabras clave: multiculturalismo, velo musulmán, libertad religiosa, alianza de civilizaciones, choque de civilizaciones




Este ensayo sobre el velo musulmán en la escuela de los países europeos, y especialmente en España, se presenta dentro de un marco general, de lo que significa ante la presencia islámica en Occidente: el velo musulmán supone algo más que un signo religioso, y por eso lo veremos como parte de un debate más amplio acerca de la integración de la población extranjera, especialmente la de origen musulmán. Un contexto de diversos aspectos de identidad y de sentido religioso y cultural. Se debate así sobre la laicidad y la libertad de expresión de las ideas religiosas en los espacios públicos y la escuela en concreto. Y detrás de esto vemos un contexto por una parte de miedo que muchos tienen a la presencia del Islam en Europa (la perversa teoría de “choque de civilizaciones” que se formula después de los atentados terroristas de comienzo de siglo XX) y proponemos la fuerza positiva de “alianza de civilizaciones” dentro de la multiculturalidad y multilingüismo de nuestro mundo globalizado, donde la escuela puede jugar un gran papel en la educación de estos valores. 

El debate del velo (hiyab) en la escuela es un paradigma de los complejos debates sobre multiculturalismo, libertad religiosa, expresiones de identidad cultural, etc. Sin duda el ámbito de este signo religioso es más amplio. Las feministas atacaron esa discriminación sexista de sumisión femenina, fruto de una sociedad paternalista y machista. El debate “¿sí al hiyab o no?” tiene muchos matices. Desde razones proselitistas, de identidad, de sumisión y de liberación femenina (según como se mire), y de apertura a otros “velos completos” que no dejan ver nada del cuerpo femenino. Hay que distinguir, en la vestimenta femenina:

- Hayek es la típica capa de seda, blanco o beige que usaban las mujeres magrebíes, y que no está cosida.

- Melaya o jélaba: de tela gruesa, es una vestimenta cosida, con mangas y puede llevar capucha. Sustituida recientemente por el chador.

- Hijab es un pañuelo que cubre la cabeza, puede ser de distintos colores, con cualquier vestido falda o pantalón amplio que no muestre las formas corporales, se suele llevar en Magreb y países de Oriente.

- Chador es una prenda única cosida que cubre todo el cuerpo incluida la cabeza, de color negro. Se usa en Irán y no es costumbre norafricana.


Velo, hiyab y pañuelo es lo mismo. Nos centraremos en el debate del velo islámico. Nos fijaremos en sus aspectos legales: Francia comenzó este cuerpo legislativo con la prohibición del velo musulmán en las escuelas y espacios públicos, el Tribunal Europeo se pronunció unos años después, mientras que la gran mayoría de los países de Europa no tiene leyes, sino declaraciones de los Centros, y sentencias judiciales. Y nos fijaremos en un contexto más amplio que está detrás de ese debate: el velo islámico ha sido la ocasión para un debate sobre el laicismo y la laicidad, la expresión pública de signos religiosos y la libertad de mostrar la identidad religiosa y cultural.  Y detrás de ello encontramos que la presencia del Islam en los países europeos avanza, y eso provoca desconfianza y miedo, aunque también –y es nuestra opinión- puede verse como una riqueza humana en todos los aspectos de cultura, espiritualidad...


En este ensayo hemos leído toda la literatura propuesta (el pack de la bibliografía de la asignatura nos proporciona un “estado de la cuestión” bastante completo) tanto en artículos científicos, como de la prensa de estos años. El ensayo tiene tres partes, después de esta breve introducción: 1) el velo musulmán en nuestras escuelas; 2) en un segundo punto analizamos las sombras que se esconden detrás de ese símbolo religioso: El Islam en Europa: ¿choque de civilizaciones?; 3) propuesta una “alianza de civilizaciones” en una sociedad multicultural e inclusiva, a modo de conclusión y para aportar una solución global al debate.



1. EL VELO EN LAS ESCUELAS EUROPEAS, Y ESPAÑOLAS EN PARTICULAR 


En España comienza el debate del velo islámico en 2002 cuando Fátima, una niña marroquí de 13 años, acudió a clase con el hiyab. El tema ya estaba latente en la sociedad, pero estalla en ese momento. Los que se oponen opinan que es un símbolo religioso de sumisión de mujeres a varones. Su uso no debería estar permitido en los colegios públicos pues atenta a la neutralidad religiosa de los centros y no acepta la igualdad de sexos. Se ve como una imposición masculina y patriarcal (Botton, Puigvert y Taleb, 2004), síntoma de que queda mucho camino que recorrer por parte de las mujeres, para tener control de su vida. Pero por otra parte la prohibición u obligación de llevar hiyab estaría contra la libertad de elección de las mujeres. Sería como impedir que se manifiesten por una regulación desde fuera, donde ellas no tendrían esa libertad de elección. Y sería esta prohibición culpabilizadora (se  cuestiona el derecho a elegir) y paternalista  (para superar dicha opresión, se “protege” a la mujer con esa prohibición), y serían ambas posturas propias de una sociedad jerárquica masculina y patriarcal. Así pues, la prohibición va contra esta libertad de expresarse. Aunque el contexto cultural “general” sea de sumisión (religiosa, pero con un contenido de discriminación sexual) la mujer “particular” puede, fruto de una elección madurada, escoger llevarlo, y expresar en este caso un tipo de feminidad y una identidad cultural diferente a la hegemónica. Con frecuencia pone la literatura una comparación con prendas de vestir occidentales. Así, la minifalda podría considerarse objetivamente degradante para las mujeres y las convierte como objeto de consumo masculino, y según esta visión “desde fuera”, estarían alineadas las que lo usan. Pero también puede considerarse la minifalda como una prenda de vestir emancipadora y verla como liberación de patrones culturales y religiosos conservadores (sumisión de mujeres a hombres, y sujeción a roles tradicionales). Esto indicaría que es el sentido que se da a las cosas lo importante en las protagonistas, y no tanto lo que se opine desde fuera. Y si esto pasa en nuestra cultura, cuando juzgamos sobre aspectos de otras culturas, el riesgo a equivocarse es más alto. Por eso en este ensayo usaremos también opiniones de la literatura de autores islámicos, y concretamente de mujeres islámicas. 


De una parte, esas formas culturales están influidas por el Islam, y pueden ser aprovechadas por el movimiento del fundamentalismo islamista. En alguna ciudad catalana como Vic (Barcelona), he visto en barrios de alto porcentaje de musulmanes como ciertos hombres que me parecían como “comisarios políticos” que controlaban a las personas musulmanas, que se cumplieran sus costumbres. Pero los extremistas son minorías. Por otra parte, en Magreb, y en general el Norte de África, la mujer que quiere tener espacio público ha de ceder ante las presiones sociales de esos signos religiosos y culturales, para conseguir ciertas cotas de participación en esa esfera pública. La mujer tiene un proceso de emancipación desde los años 60 del s. XX en el Magreb y otros países del norte de África, sale de la esfera privada y entra en el ámbito público, y al salir de ese mundo privado eso explica también que se una a una politización islamista. El velo es expresión de todo eso, del sentido social de esa prenda, y también del sentido religioso que forma parte de su identidad. En nuestro país, podrían apoyarse en otras estructuras para ese proceso de emancipación: formar parte de sindicatos u otras asociaciones, pero en los países del norte de África y en general los islámicos no tienen más que la religión como factor aglutinante y de realización personal. El islam es el único factor estructurante de las relaciones de género. 


El uso de esas prendas tiene una base cultural, con una ideología sexista que está ampliamente extendida en los países musulmanes, aunque su peso político varía de un lugar a otro. Y tienen en común que buscan en el Corán su legitimación (Lacomba 2001). El debate engloba varias cuestiones, como dice Cobo: 


“en las discusiones sobre multiculturalismo siempre aparecen algunas prácticas culturales, cuyas destinatarias son las mujeres (mutilación genital femenina o chador), como el ejemplo pertinente que justifica una u otra posición. Las mujeres no son pensadas como sujetos de derechos sino como objetos transaccionales de las discusiones de los varones expertos en estos debates” (Cobo, 1999: 59).


Muchas de las mujeres que llevan velo en los países europeos lo hacen libremente, como expresión de su devoción. Y pueden usarlo “como reivindicación de una identidad diferenciada” (Moualhi, 2000: 298), de distinción cultural y religiosa de tipo comunitario. Y –puesto que tienen el contexto social que obliga- “para no ser prejuzgadas ni ser molestadas en los lugares públicos, y en otros casos por imposición familiar” (Moualhi, 2000: 298). Por eso decíamos antes que aunque “objetivamente” sea una práctica discriminatoria, que lleva a una falta de libertad, por otra parte “subjetivamente” es un signo de identidad y de poder acceder la mujer a la vida pública. Con el velo como “armadura” no son atacadas por los  hombres musulmanes. Y en la escuela, por los jóvenes musulmanes. Si una mujer no lleva velo, o no baja la mirada ante un hombre, es considerada “prostituta”. Y también hay mujeres que –en contra de las occidentales no veladas- son islamistas, y adquiere el llevar el velo una “connotación política” (Moualhi, 2000: 299), signo de identidad de una cultura islámica, elemento aglutinador. Eso no sólo pasa en Afganistán, sino también en Europa cuando se prohíbe el uso el hiyab, y provoca esas reacciones de identidad; convertido en motivo de exclusión, se reacciona haciendo frente a ello con el velo como elemento aglutinador.


El debate acerca del hiyab en las escuelas públicas comenzó en Francia en 1989 y se expandió en los años siguientes. En una escuela se excluía a una alumna que fue a clase con velo, por faltar a la discreción para portar distintivos de carácter religioso (Hervieu-Léger, 1999). Años más tarde, se forma la Comisión Stasi, que dirá: 


“La dissociation de la citoyenneté et de l’appartenance religieuse est affirmée; la religion perd sa fonction d’instance de socialisation officielle; enfin la France cesse de se définir comme nation catholique tout en renonçant au projet d’une religion civile républicaine”. 


Fruto de esa comisión, en Francia se legisla poco después (febrero 2004) en contra del velo y otros distintivos religiosos en Francia: como contrario al laicismo, y resultado de un ejercicio de poder sobre las chicas musulmanas, que bajo presión han de llevarlo, como víctimas de los grupos islamistas. Pero el debate no tiene en cuenta el multiculturalismo: si esto ayuda a la integración de los inmigrantes extranjeros, la inclusión, la interculturalidad. 


En España, el debate del velo comenzó en 2002 con Fátima, una niña marroquí de 13 años, que acudió a clase con el hiyab, y el colegio privado concertado católico no lo permitió. Los periódicos principales españoles dedicaron los editoriales a la reflexión sobre ello. ABC opina que las autoridades pueden prohibir el velo en la escuela. El Mundo es ambiguo aunque indica que el pañuelo no debe ser proscrito porque no interfiere el normal desenvolvimiento de la actividad escolar, pero que no es un derecho sino un acto de tolerancia. Y haciendo autocrítica señala que nuestra cultura continúa plagada de referencias machistas que nadie prohíbe. El País opina que la utilización del pañuelo islámico es perfectamente legítima siempre que no implique un acto de proselitismo (Abella 2007).


La Constitución española y la demás legislación protege las libertades religiosas y sus manifestaciones, dentro del respeto a la vida pública y en sus manifestaciones exteriores. Es decir, que pueden manifestarse esos signos dentro del orden público, cuyos límites determina la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (respeto derechos fundamentales y libertades públicas, seguridad, salud y moral pública). En las sentencias judiciales que han ido dándose, se aplica la ley: un criterio de proporcionalidad, donde prevalecen unos derechos. Así, en el caso de las transfusiones de sangre de testigos de Jehová, se prioriza la vida de la persona aunque los padres no quieran la transfusión. Fernando Savater dirá: 


“En el caso de las mujeres que optan voluntariamente por velarse, resulta obvio que no es el velo lo que conculca su libertad, sino la imposición de prescindir de él les guste o no. Y tampoco el más tupido de los velos ofende su dignidad tanto como quienes no escuchan su testimonio de lo que piensan o desean y las declara sin apelación esclavas de lo irracional” (Savater 2010).


No hay que extrañar que haya casos de colisión entre esos derechos, por una parte la expresión de las creencias religiosas en la vida pública, y por otra parte los principios sociales de un Estado aconfesional, que en el caso de Francia es “laicista” (limitativo con respeto a la religión) y en el caso de España es más abierto: “laicidad” que respeta esas expresiones públicas de la religiosidad de las personas. En cualquier caso, se debe poner al individuo en primera posición, no la norma sino la comprensión de las libertades de cada persona, pues las leyes están para proteger a la persona. En mi opinión, tiene que irse valorando esos aspectos culturales tradicionales, de las personas que llegan a nuestros países, que tienen un significado histórico además del religioso, y que puede enriquecer nuestra humanidad con esa multiculturalidad que se debe respetar pues es algo noble y que nos enriquece a todos.


En Europa, se van inventando organizaciones islámicas que los represente ante las instituciones públicas, para ponerse de acuerdo en los diálogos en la vida pública, aunque en realidad no hay acuerdo entre ellos para tener representantes. Por una parte, muchos no se sienten representados, y tampoco sirve para integrar el fundamentalismo, pues en esas asociaciones no se integran los grupos radicales.


Hemos hablado del velo islámico. En el caso de otras prendas que cubren totalmente el cuerpo, se trataría de otro problema. En países como el Reino Unido se da amplia libertad, y vemos en los medios de transporte y en los sitios públicos mujeres con burka. 


El tribunal europeo (TEDH) ya se ha pronunciado sobre la ley francesa que en 2010 prohibía cubrirse el rostro en lugar público: afirma que tal prohibición no constituye una violación de la Convención Europea de Derechos Humanos. No eran muchas mujeres las que lo usaban (2000  sobre 6 millones de musulmanes). La argumentación es el derecho de los otros a vivir en un espacio de socialización, que permita y favorezca el “vivre ensemble”. Se prohíbe el velo integral podría ser necesaria para garantizar poder “vivir juntos”.  De momento, 45 de los 47 Estados miembros del Consejo de Europa han optado por no legislar respecto al uso del velo, quizá esa mayoría evidencie un cierto consenso (García Pascual 2016).


En resumen de este primer punto: el velo islámico o hiyab deja visible completamente la zona de la cara (a diferencia del niqab que cubre todo el cuerpo hasta la rodilla y sólo deja libre la zona de los ojos, y del burka afgano que oculta completamente el cuerpo dejando una rejilla tupida que puede ver pero no ser vista). Su uso por la mujer musulmana en nuestro país se ha gestionado sin problemas, y en las escuelas también. Aunque hay miradas críticas, diciendo que el velo responde a una subordinación de la mujer en Islam, incompatible con los valores de nuestro país, como la igualdad (art. 14 de la Constitución Española). Pero aunque esto sea cierto, como hemos comentado el hecho de que quieran llevarlo es signo de expresión de su libertad religiosa. El eurocentrismo puede confundir la defensa de los derechos humanos con la multiculturalidad que conlleva la convivencia con distintas religiones y maneras de pensar, el respeto a esas culturas. Por parte de la aconfesionalidad del Estado no hay problema pues en España no hay beligerancia como en Francia, y la aconfesionalidad no abarca las personas. Digamos que la laicidad de España tiene un aspecto “positivo” que no es el laicismo francés (hostil con el fenómeno religioso). El uso del hiyab será pues una dimensión externa del derecho de libertad religiosa. 



2. EL ISLAM EN EUROPA: ¿CHOQUE DE CIVILIZACIONES? 


El origen del velo musulmán es una cultura medieval donde la mujer está sometida, y fuera de casa no puede mostrar ni siquiera su rostro. Ella, sumisa y en el ámbito familiar, está controlada en una sociedad patriarcal donde –visto desde nuestra cultura- ni siquiera es considerada “persona”, donde en muchos sitios puede ser herida y asesinada por el marido sin problemas. El velo es así un símbolo de una identidad sometida, expresa el deber de la mujeres de cubrirse, cuando va entrando en un espacio público que se le va abriendo en la escuela, universidad o administración pública u otros trabajos (García Pascual 2016). 


Pero el sometimiento de la mujer no se resuelve prohibiendo el velo, sino yendo a las causas, que son muchas. Por ejemplo, en muchos sitios de Europa se presiona a las jóvenes para que usen esos atuendos, aunque se habían acomodado a las formas de vestir europeas, pero vuelven al velo no por su elección sino por presiones familiares y sociales. Quizá todas las culturas tienen aspectos positivos y otros que hay que mejorar, y sin duda el admitir a inmigrantes en nuestros países significa que deben respetar unas leyes, pero de ahí a querer cambiar sus culturas hay un paso que sería injusto.


En definitiva, resulta difícil entender el debate del velo si no se tiene en cuenta el debate más amplio actualmente en curso en la mayoría de países occidentales acerca de la integración de la población extranjera (de primera y segunda generación). Unos piensan que la visión occidental (eurocentrismo) es la única libertad, progreso y democracia, ante otros que sí creen en un diálogo intercultural como vía para el enriquecimiento mutuo de las sociedades. Ahora nos fijaremos en ese miedo a la presencia del Islam en Europa, que subyace detrás de todo este debate. En un editorial llamado “El Islam y Occidente”, el periódico ABC afirma: 


“La más torpe manera de encarar la realidad consiste en negarla. Por mucho que algunos se esfuercen en rechazarlo, en los últimos años asistimos a la eclosión de una serie de conflictos que, de un modo u otro, apuntan a un choque entre civilizaciones” (26 de octubre de 2002).


El periódico Mundo comparte esta idea que hemos visto en ABC, del “choque de civilizaciones”: habló de “una guerra en la que no se combate por el territorio, sino por los valores, por una forma de vida” (3 de octubre de 2001). Siguiendo a Fallaci, periodista que apoyaba esa visión, señala que los países que acogen a esos inmigrantes son abiertos, y los países de donde ellos provienen no acogen esas libertades que aquí tienen, no hay contrapartida, y que hay “desinterés de una parte de los inmigrantes musulmanes por adaptarse a la forma de vida de los países que los acogen”.


El presidente norteamericano de entonces, Bush, declaraba que en esta guerra no hay "terreno neutral en la lucha entre civilización y terror… porque no hay terreno neutral entre el bien y el mal, libertad y esclavitud y vida y muerte” (New York Times 20.03.2004). En Francia, después de los atentados islamistas de comienzos de siglo, fueron expulsados muchos inmigrantes de Francia (New York Times 10.11.2005). En noviembre de 2005 había 800.000 musulmanes encarcelados en todo el mundo acusados de terrorismo, algunos fueron trasladados a países que permiten la tortura para extraer información (The Guardian 8.11.2005). 


En este contexto, en septiembre de 2004, en la conferencia inaugural del expresidente del Gobierno español José María Aznar como profesor en la Universidad de Georgetown dedicada al terrorismo internacional, afirmó que: 


“el problema de Al Qaeda con España empieza a principios del siglo VIII, cuando una España recién invadida por los moros rechazó ser un trozo más del mundo islámico y empezó una larga batalla para recuperar su identidad. Esa Reconquista fue un proceso muy largo, que abarcó casi 800 años, pero que finalizó con éxito”. 


Samuel Huntington, con su libro The Clash of Civilizations ahonda en esta desconfianza, que se basa en observar una ola de integrismo en muchos países, que están bajo la bandera de un fundamentalismo musulmán. Hemos visto cómo el tesoro artístico de Afganistán se desmoronaba por la fiebre iconoclasta. Sin embargo, pienso que en los países europeos no somos muy ajenos a estas fiebres: basta recordar la última guerra de España. Los ciudadanos de cultura islámica son como yo, como nosotros, y no comparten en su mayoría las posturas fundamentalistas, más bien las sufren en su piel. Y si nos quejamos de ciertos aspecto de la cultura musulmana, podemos hacer autocrítica pues Occidente tiene problemas a causa de nuestra cultura (hay mucha falta de respeto a la dignidad de la persona, mucho cerrarnos al individualismo en lugar de abrirnos a la solidaridad con el prójimo cercano, y lejano como son los países africanos, etc.). Las formas de racismo y exclusión de nuestras gentes deberían verse como limitaciones, defectos, que necesitan educación, y transformarse en formas de inclusión de respeto a la diversidad, a la multiculturalidad. La educación para el respeto, sobre todo en la familia y la escuela, pero en todas las formas de comunicación social comenzando por los mass media, habría de ayudarnos a ir conviviendo con los musulmanes, que van siendo cada día más en nuestra sociedad. Ellos tendrán que conocernos mejor a nosotros, que tenemos una profunda separación entre religión y Estado. Nosotros a ellos. 


En Europa, se ha pasado de la presencia de musulmanes a la presencia del Islam, es decir de unos inmigrantes han pasado a ser una cultura. Y muchos se preguntan: ¿Qué significa esto, una invasión? ¿Hemos de acogerlos o tenerles miedo? ¿Van a conquistarnos con hijos? Son algunas de las preguntas que se hacen en los medios de comunicación. Al ver cómo viven en los países musulmanes, salen a la luz cosas preocupantes. En Europa hay un miedo a la invasión. Y vemos que las respuestas no son las adecuadas: se deja morir a mucha gente en el mar, en las pateras, y son personas que podrían salvarse pues pienso que tenemos radares para poder intervenir sin que esas personas mueran. Y eso independientemente de que detrás de esas migraciones estén las mafias que trafican con personas… Los problemas éticos tienen soluciones éticas (no dejar que mueran), aunque luego hay que darle soluciones políticas, que es otro ámbito. Pero la incompetencia política no puede trasladarse a esas faltas de ética como es dejar que tantas personas mueran. También habría que profundizar en el conocimiento de la historia, y ver que las grandes migraciones a la larga han enriquecido las civilizaciones que tenían síntomas de decadencia, y en esa esperanza abriremos las puertas a los que tienen derecho a ser acogidos, pues todos los problemas citados son menores comparados con el derecho de ser acogidos, las fronteras son un invento humano y las personas que no tienen tierra tienen derecho a ir a las tierras que no tienen pobladores, como los que tienen una familia y carecen de trabajo tienen derecho a ir donde hay empleos que necesitan brazos. 


Estos conflictos no se han gestionado bien. Muchos problemas como los atentados terroristas vienen de las guerras en Oriente Medio, guerras injustas. Es evidente el interés económico que tiene Occidente en Oriente Medio. Esas guerras capitaneadas por los Estados Unidos han sido injustas aunque se excusen con lemas como “justicia infinita”. ¿No sería mejor no mentir, y decir que las han hecho por intereses económicos: petróleo, industria de armas? La metedura de pata en Irak fue hacer lo que vinieron a llamar una “guerra preventiva”, que es algo así como “para que tú no me dispares yo te disparo primero”. Desde el punto de vista ético es algo inaceptable. La prevención además no tiene un límite pues en sentido posible todos son un peligro para todos. Además no está bien ver a los demás siempre como posibles agresores, porque es volver a la ley de la selva. Sin una situación concreta de amenaza, actual o sólo “posible”, no se puede atacar violentamente. Hay otras formas de prevención. Sin agresión real no puede haber justificación para un ataque. Y no podemos poner de ejemplo la destrucción de poblaciones inocentes muertas por decisión de soltar bombas atómicas, como hizo el presidente americano en la segunda Guerra Mundial. Estos ejemplos nos pueden servir para no hacer “guerras preventivas” con las personas musulmanas que vienen a nuestra tierra. Los prejuicios son nefastos, porque en lugar de unir dividen.


Hemos repasado en este punto las “sombras” que tiene la relación de Europa con los llegados de países islámicos. Los ataques terroristas del 11 de septiembre y sucesivos en distintos países, como represalia a los ataques citados, están en la base del miedo que hemos dicho. Pero los países musulmanes son los primeros que padecen esos ataques terroristas. Ni es verdadero lo que muestran al identificar al Islam con el integrismo, ni los muestran que los países musulmanes son paraísos de libertad, como algunos hablan de que los 7 siglos de dominación islámica en España de Al-Andalus han sido paradisíacos, pues depende de los datos que cojan en el análisis sale una cosa u otra. También se equivocan los que englobando a la vez chiísmo y sunnismo, hablan del Islam como una cosa única. Las generalizaciones deberían ser contrastadas. Por ejemplo, la opinión pública recibe mensajes de los que no están regulados en sus permisos de residencia como si fueran “delincuentes administrativos”. Después de los recientes atentados terroristas, pasan a tener la sospecha de que son terroristas cualquiera de ellos. Los Estados con sus Gobiernos acaban siendo activos propagadores de esta criminalización social de la inmigración. La islamofobia (o rechazo social a las expresiones de un culto como el Islam y a los miembros de esta comunidad religiosa, los musulmanes), acaba siendo una variable determinante del discurso sobre el Islam. 



3. CONCLUSIÓN: HACIA UNA “ALIANZA DE CIVILIZACIONES” EN UNA SOCIEDAD MULTICULTURAL E INCLUSIVA


El Islam es la segunda religión del mundo, con 1900 millones (25 % de la población mundial), y son la mayoría de la población en 50 países. Y son personas como yo, como nosotros, con su dignidad. Sin embargo, hemos visto guerras recientes como en Irak, Afganistán, y otros conflictos de Estados Unidos en Oriente próximo, que han provocado división y mucho odio. ¿De qué han servido las guerras? Pienso que siempre que Estados Unidos ha hecho estas guerras en Oriente (también en Oriente lejano: Corea, Vietnam…) no han servido para nada. Además, la guerra deja pueblos oprimidos, humillados, que son luego un problema: el oprimido siempre levanta la cabeza. Se revuelve contra el opresor. La violencia –que siempre es injusta- genera violencia. Las armas de “destrucción masiva” también las tiene Estados Unidos o Israel (y por tanto si no cumplen las resoluciones de la ONU, ¿cómo pedir ese cumplimiento a otros países?). 


Me parece fundamental fomentar la noviolencia y concretamente en la educación en la escuela. Y apoyar formas de unirnos en la construcción de un mundo solidario donde haya sitio para todos. Por ejemplo, la ONU en 1998, a propuesta del presidente Jatami de Irán declaró el 2001 como Año del Diálogo entre Civilizaciones. Luego el gobierno español propuso a través de su presidente Zapatero una Alianza de Civilizaciones, y desde la ONU se asumió y se promueve con un compromiso de crear un orden internacional donde no se excluya a nadie. Sin colonialismos por motivo de color o economía. Sin recordar rencores y guerras del pasado.


En la aldea global, se acercan y pueden unirse los pueblos, pero también vemos intolerables marginaciones, llegando a una auténtica exclusión de los más pobres. Es preciso que nos convenzamos de que todos los hombres estamos unidos, formamos una familia. Para ello es preciso una educación en la solidaridad; que con la globalización implica una determinación firme y perseverante de empeñarse en el bien común de toda la humanidad; de todos y de cada uno, todos somos verdaderamente responsables de todos. Y no ver nunca al “otro” como un instrumento de explotación a poco coste, sino como un “semejante” nuestro, con la misma dignidad. Del respeto hacia las personas nacerá una cultura para el diálogo. 


El velo islámico ha suscitado un debate en Europa y en España, que hemos analizado dentro del marco de un debate más amplio: la presencia del Islam, en un mundo que se convierte en una aldea global, donde todos estamos interconexionados. La violencia nunca aporta nada bueno, sino que el camino correcto, el único camino, es siempre la comprensión, aceptación del otro en una educación que sea inclusiva, con el respeto al otro en la construcción de una multiculturalidad. En las escuelas puede enfocarse este camino dentro de la globalización que es algo que avanza sí o sí, en una sociedad que está muy comunicada. Lo malo ha alcanzado unas grandes cotas, por ejemplo con lo que llaman “choque de civilizaciones”. Pero también lo bueno se va desarrollando, en la solidaridad que está creciendo con la crisis del coronavirus: se descubre que no estamos solos sino que hemos de ocuparnos unos de los otros, y así estamos todos mejor. La propuesta de “alianza de civilizaciones” puede alcanzar ámbitos mucho más amplios que simplemente la no agresión entre Islam y Occidente. Evitando una desconfianza entre países, se puede construir una colaboración mundial. Pienso que la política no es lo más importante, sino el papel de la educación, y concretamente en las escuelas: educación inclusiva, en los valores de la multiculturalidad y el respeto al otro.

   


BIBLIOGRAFÍA


Abella Vázquez, C., 2007. La aparición de los discursos sobre el multiculturalismo en España: el debate del velo en la prensa escrita. En Athenea Digital, n. 11: pp. 83-103. Disponible en http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/324/327.


Álvarez Dorronsoro, I. (2005). Islam y laicismo en Francia. La laicité republicana y el conflito del hiyab, en Mugak nº 26 


Botton, Lena de, Puigvert, Lidia y Taleb, Fátima (2004). El velo elegido. Barcelona: El Roure.


Cobo Bedia, Rosa (1999). Multiculturalismo, democracia paritaria y participación política. Política y Sociedad, 32, pp. 53-65.


García Pascual, C. (2016). Ciudadanía y vida social bajo el velo integral. En CEFD Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, n. 33 


Hervieu-Léger, Danièle (1999). El pasado en el presente: una nueva definición de la laïcité en la Francia multicultural. En Berger, Peter L. (Ed.), Los límites de la cohesión social. Conflicto y mediación en las sociedades pluralistas (pp. 75-134). Barcelona: Galaxia Gutenberg y Círculo de lectores


Lacomba, J. (2000) Emergencias del islamismo en el Magreb. Las raíces sociopolíticas de los movimientos islamistas. Madrid: La Catarata pp. 107-109


Lacomba, J. (2001) el islam inmigrado. Transformaciones y adaptaciones de las prácticas culturales y religiosas. Ministerio educación cultura y deportes Madrid 201, 254-263


Marco Méndez, O. (2007). An Etnographic Approach to the Hijabization Process: some "Mindful" bodies uncovered. Altafulla: FIMAM


Moreras, J. (2005) ¿Integrados o interrogados? La integración de los colectivos musulmanes en España en clave de sospecha. En Pedreño Cánovas, A.; Hernández Pedreño, M. (coord.). La condición inmigrante: exploración e investigaciones desde la Región de Murcia. Universidad de Murcia


Moualhi, Djaouida (2000). Mujeres musulmanas: estereotipos occidentales versus realidad social. Papers: Revista de Sociología, 60, pp. 291-304.


Savater, F. (2010). ¿Prohibido permitir? El País, 30 de junio 2010






Imágenes de atuendos islámicos (Fuente: Marco 2007)



















A la izquierda, velo islámico. En la imagen de la derecha, burka.


 

lunes, 14 de diciembre de 2020

Encuentro navideño con el foro de ecología y espiritualidad


Hola! 
Te invitamos al encuentro que tenemos todos los años, en el Ayuntamiento, y que este año se hará virtualmente. 
Adjuntamos dos invitaciones: en foto y pdf: En el pdf se puede abrir el enlace, que es este: https://meet.google.com/tdq-sjbt-imu

Agradeceremos que le demos difusión!!
Saludos cordiales


domingo, 13 de diciembre de 2020

Paz interior en tiempos de crisis

En el periódico digital El libre me han publicado algunos artículos, como el que sigue, y que copio a continuación. Este es el enlace para el texto completo:  https://ellibre.es/luciano-pou-la-paz-interior-ayuda-a-la-inmunidad-de-nuestro-organismo/


-Como teólogo, ¿cree que el cristianismo está viviendo un repunte gracias al coronavirus?

-Imagino que sí, pero no por lo que dicen muchos de que sea algo venido del cielo para castigar o cambiar el mundo. Todavía nos queda mucho por aprender: pienso que hemos de huir de pensar que Dios ha mandado esta pandemia para que mejoremos. Hemos vivido una época del tener, un estado del bienestar, y hemos de pasar a priorizar el ser más que el tener, el bien-ser más que bien-estar. En definitiva, se trata de una alquimia del pensamiento, despolarizándonos de esas cosas materiales que hemos dicho y, si limpiamos todo eso que nos quita la paz, encontramos lo que Dios quiere: que tengamos paz. “Yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción”, señala el profeta Jeremías. Todo lo que desasosiega y llena de inquietud no viene de Dios. Todo miedo no viene de Dios, sea miedo al pecado o castigo o cualquier demonio. Como dice el Evangelista Juan: “El amor echa fuera al temor” y “el que tiene miedo no es aún perfecto en el amor”. Por tanto, si ese repuntar religioso es amoroso y libre, será auténtico.

-Entonces, ¿por qué existe esa creencia de que la religión se aprovecha del miedo de la gente?

-Ese miedo que aparece en nuestros días no es de Dios. La falta de paz no es la auténtica religión, sino al revés: Jesús dirá: “La paz sea con vosotros, no tengáis miedo”. Es falsa una interpretación religiosa que llena de miedo, que impide la paz. “Bienaventurados los que llevan paz, los constructores de paz (pacíficos), porque serán llamados hijos de Dios”.

-¿Aceptar la crisis lleva a comprender su conveniencia para el desarrollo personal y colectivo, así como vislumbrar los muchos bienes que de ella pueden derivarse a corto, medio y largo plazo para la humanidad?

-Dios no quiere el mal, sino que, de ese mal que por motivos misteriosos permite, para no quitarnos la libertad, o dejando que la naturaleza actúe… de todo mal saca un bien mejor, por caminos que no conocemos. ¿Por qué el mal? ¿Por qué tanta muerte y devastación? ¿Cómo es posible que Dios permita todo esto? Y si es bueno, ¿cómo cuida de los hombres? Si es omnipotente ¿por qué no hace algo? Estas preguntas filosóficas son las que he oído estos días, las que se han hecho desde un niño de 10 años hasta personas de más edad: ¿qué providencia permite los desastres?

Esta es la gran pregunta. Hay dos soluciones ante esta pregunta: o todo es absurdo o la vida es un misterio. Pero acogernos al misterio no significa dejar de pensar. No. También ahí se me presentan dos opciones: Dios es malo porque yo no entiendo cómo permitiría esto, o bien Dios es bueno y sabio, pero yo no entiendo de qué va la cosa. Es como aquella historia de un aprendiz de monje que, al entrar en el convento, le encargaron colaborar en tejer un tapiz. Al cabo de varios días, dijo de golpe: «No aguanto más, esto es insoportable, trabajar con un hilo amarillo tejiendo en una maraña de nudos, sin belleza alguna, ni ver nada. ¡Me voy!». El maestro de novicios le dijo: «Ten paciencia, porque ves las cosas por el lado que se trabaja, donde están los patrones con los nudos… pero sólo se ve tu trabajo por el otro lado», y le llevó al otro lado de la gran estructura del andamio, y se quedó boquiabierto. Al mirar el tapiz contempló una escena bellísima: el nacimiento de Jesús, con la Virgen y el Santo Patriarca, con los pastores y los ángeles… y el hilo de oro que él había tejido, en una parte muy delicada del tapiz: la corona del niño Jesús. Y entendió que formamos parte de un designio divino, el tapiz de la historia, que se va tejiendo sin que veamos nunca por completo lo que significa, su lugar en el proyecto divino. No lo veremos totalmente hasta que pasemos al otro lado, cuando muramos en esta vida y pasemos a la otra.

-¿Cuál sería el papel de Dios en todo esto?

-Los judíos y cristianos, al ver los desastres humanos y naturales en la historia, han creído en que aquello tenía un sentido escondido; la confianza en Dios ha pasado por encima del diluvio, y la destrucción de Sodoma y Gomorra, etc. Él es siempre refugio y fortaleza, como dicen los salmos: «Por ello, no tememos aunque tiembla la tierra o se derrumban los montes en el mar, aunque bramen las olas y tiemblen los montes con su fuerza. El Señor… está con nosotros». No somos los cristianos insensibles al sufrimiento, pero no aceptamos que sea absurdo, pensamos que tiene un sentido escondido. De hecho, Jesús no vino a quitar el sufrimiento, sino a llenarlo de contenido, al dejarse clavar en la cruz. Y enseñó incluso que los que lloran son bienaventurados porque serán consolados. De manera que el mal es un problema difícil de resolver, pero ante él toda la tradición cristiana es una respuesta de afirmación de que donde la cabeza no entiende, el amor encuentra un sentido escondido cuando se ve con la fe que Dios no quiere el mal, pero deja que los acontecimientos fluyan, procurando en su providencia que todo concurra hacia el bien: todo es para bien, para los que aman a Dios. Aunque vemos defectos como los virus o el cáncer, el mundo avanza hacia una perfección. Está claro que esta pandemia no es un acto de Dios, porque no ha sido Dios quien ha provocado este desastre.

-¿Para qué sirve el sufrimiento?

-San Juan de la Cruz decía: “Quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo”. Es decir, si sabemos estar por encima de todo ese movimiento actual, donde todo se tambalea (una caída del PIB enorme, una tasa de paro inmensa, una caída del trabajo en B descomunal…) encontramos esa paz donde el místico castellano, a pesar de estar encerrado en una mazmorra por sus correligionarios, sin nada para poder escribir, compuso la poesía más alta de la mística castellana. Esa es la paz interior que hemos de conquistar.

-¿Por qué tiramos de Dios solo cuando no hay otra alternativa?

-Pienso que la tradición cultural, y sobre todo la conciencia interior, hace que nos acordemos de Dios cuando hay más necesidad. Conocí un día a un ejecutivo que dirigía una empresa. Me contó que agradecía a Dios un favor, su curación del cuerpo y alma. Tuvo un peligroso cáncer de huesos en la pierna, que le impidió seguir trabajando, pensó que moriría, e ingresó en un hospital especializado en este tipo de terapia. Allí una enfermera fue para él un ángel, le ayudó a llevar la enfermedad, y comenzó a ser feliz, cosa que no era en medio de la abundancia en la que vivía antes. Aceptaba la voluntad de Dios fuera cual fuera. Pudo volver a vivir vida normal, con su familia, su trabajo, sus amigos, pero de un modo nuevo, viendo todo como un don, la vida como una gracia, una ocasión de ayudar a los demás. Meses más tarde, se planteaba una cuestión curiosa. Metido otra vez en el mundo laboral, vino a pensar que envidiaba la felicidad de aquellos meses en el hospital, cuando a través del sufrimiento encontró a Jesús. El ajetreo del mundo parecía libertad, pero en realidad lo esclavizaba, la auténtica libertad la descubrió junto al dolor, que le hizo profundizar en un sentido de vivir más auténtico. Gran paradoja. Y recuerdo muchos más episodios como el citado. Para muchos, es tiempo de aprovechar como un retiro espiritual este tiempo de pandemia para crecer para dentro y encontrar la paz y a Dios en nuestro interior.

Esto me lo digo a mí mismo también, porque pienso que se me pasa ese tiempo de retiro y podría haberlo aprovechado mucho más: en meditación, en ayuda a los demás, en crecer para dentro, en experiencia de ese Dios escondido dentro de mi corazón…

-¿Cómo se pueden desarrollar las potencialidades humanas desde un punto de vista humanista cuando miramos al exterior y solo vemos injusticias, egoísmo y maldad? ¿Cómo tener paz en medio de todo esto?

-Yo diría que, una vez conquistada la paz, desarrollamos todas las potencialidades. Dicen que la parte del cerebro que desarrolla la solución de los problemas está en la zona occipital, y que funciona bien cuando no está bajo presión. Cuando algo nos agobia, no solucionamos aquello. Por eso dice la sabiduría popular: “Consúltalo con la almohada”. Y nos despertamos en medio de la noche con la solución a aquel problema.

La paz interior es fruto de esa paciencia, ciencia de la paz… y no depende de nada exterior, sino que es un trabajo que hacemos en nuestro ser interior. Todos queremos estar bien, tener una armonía vital donde todo esté en su sitio, y parece que dentro de nosotros tenemos dos lobos a los que alimentar, uno bueno, otro caótico, y según el que alimentamos ese es más fuerte y estamos bien o mal. Supuestas las necesidades básicas de tener algo para alimentarnos, todo lo demás está en nuestro interior.

La paz viene de aceptarme como soy, aceptar la realidad, a los demás, a todo lo del universo. Pero no es un decir esto es lo que hay en plan pesimista, sino algo abierto a un futuro que promete, sin victimismo ni descontento, es algo lleno de esperanza. La paz es “tranquilidad en el orden” (San Agustín). Es una conquista interior, una armonía vital que unifica todos los aspectos dándoles un sentido en el amor, fuerza unitiva que da sentido a todo. Y dice también que aquellos que buscan su fama y el poder, están enfermos, puesto que al ser incapaces de obras buenas tampoco son felices. Esto nos puede ayudar a reflexionar sobre actuaciones de determinados gobernantes: son ignorantes, yo diría mediocres

La paz es necesaria para un trabajo bien hecho, para la creatividad, el estudio y la contemplación. Es la meta del budismo (nirvana) en el aquietamiento y desasimiento de todo lo caduco. En el siglo XX el movimiento de salud mental propuso la paz interior como condición capital del desarrollo humano, y la ansiedad y angustia fueron catalogados como el gran mal de nuestro tiempo. Pero la paz interior no se consigue con pastillas. Ni absolutizando un aspecto de la vida como puede ser el deporte o la práctica religiosa o del yoga. No la tenemos consiguiendo triunfos o metas exteriores que nos propongamos. Pues al conquistar esas metas decimos: “La vida, ¿sólo es eso?”. Y viene algo parecido a una depresión. La paz viene de una comprensión profunda de la realidad, de que todo lo que pasa es lo que conviene para nuestro crecimiento pues esto es un colegio de almas que han de aprender unas lecciones.

Cuántas veces vemos a alguien con calma interior, con ausencia de conflictos, sin ansiedad ni agitación, entonces decimos: “Esa es una persona de paz, se nota que está libre de inquietudes y remordimientos”. Puede estar en el ojo de un huracán meditando tranquilamente y con la serenidad para poder intervenir donde haga falta. Y su acción es eficaz, porque tiene aquietado el cuerpo emocional.

¿Cómo sé si tengo paz? Si estoy alegre, pues el gozo es su consecuencia. Se logra cuando desaparece cualquier conflicto interior, cuando se trasciende el ego. No viene de la lucha contra el mal sino de dejar que fluya todo, de hacer un proceso interior y hacer lo que podamos. No es cierta la casualidad, sino que hay siempre una cierta causalidad, y a través de lo que pasa nos dejamos conquistar por una ley (de Dios, para algunos; del Universo, para otros) donde nos desarrollamos sabiendo que lo mejor está por llegar. El que tiene paz es consciente de que todo está bien porque viene de arriba, y todo es perfecto y correspondiente con mi aprendizaje, para que eso sea lo que los orientales llaman karma, una tarea que hay que hacer y que una vez cumplida nos transforma. Algo parecido a como el gusano en la crisálida se transforma en mariposa, así crecemos en sabiduría para forjar y descubrir nuestra misión, lo que constituirá nuestro legado.

Toda resignación desaparece y ya deja paso a una aceptación: “Me parece que el secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es” (San Juan de la Cruz). Y para eso hace falta una comprensión. Es no tener reactividad con los demás, sino que somos asertivos. La paz va unida a la felicidad. Y el sufrimiento se vuelve mucho más tenue con esa comprensión, pues el alma profunda no sufre ya, lo que sufre es la mente o las emociones. Es un nivel elevado de consciencia donde se ven las cosas con serenidad, sin el miedo que lleva a la competitividad, a querer controlar a los demás. El competir se transforma en compartir, y se vive un amor que se despliega en un espíritu de servicio a los demás, incluso a los que se llaman nuestros enemigos. Ya no se juzga, se discierne. El perdón es profundo.

Ya no hay agenda propia, no queremos controlar la vida ni ansiamos seguridades, podemos salir de nuestra zona de confort, para explorar nuevos campos (recuerdo que de eso habla el libro breve, casi el cuento de Quién ha robado mi queso). Nos fiamos de lo que llegue como venido de arriba y no deseamos hacer nuestra voluntad sino dejar fluir esa aventura de la vida que es aprendizaje.

La paz interior viene de este estado de aceptación, donde la reconciliación con uno mismo y los demás. También al mirar tanto aprovechado, tanto político corrupto vemos en ellos su ignorancia, vemos que todo eso es expresión de que cada uno está en su momento evolutivo, desde la ignorancia a la sabiduría. Y nos fijamos, sobre todo, en tanta gente maravillosa que hace que este mundo sea un sitio donde vale la pena vivir.

La información correcta, unida a un entrenamiento adecuado, y cuidarnos para tener una energía vital óptima, todo ello nos da esa paz interior. Puedo entrenarme con meditación o yoga, que desarrollan ese entrenamiento, aumentan nuestra energía vital, pero si no tengo información, si no tengo virtudes como amabilidad (facilidad para hacer el bien), se cae todo, me enfado y se me ve la falta de consciencia, seré un farsante.

Y como consecuencia de todo este mundo interior, aflora como en el iceberg unos resultados externos: recursos adecuados, buenas relaciones, buena salud y flexibilidad, que es adaptación al medio. Todas esas potencialidades que tenemos dentro. A esas personas se les dice: “Yo voy contigo al fin del mundo”, porque transparentan algo divino. Son personas que saben responder a una agresión con una sonrisa. Que lideran los cambios, como Buda, Gandhi o Teresa de Calculta. Y eso se consigue con ese entrenamiento. Podemos elegir qué actitud tener entre el menú del día: si alegrar el día a los demás o estar enfadado; estar energizado, o bien amargado y desmotivado; si estar cariñoso, o ser un muermo; con vitalidad, o pasando de todo; si auxiliador o amorfo; si creativo o aburrido…

¿Por qué hay tanta gente que prefiere estar desinformada antes que bien informado sobre la pandemia?

-Pienso que usted lo sabrá mejor, porque está en un periodismo de primera línea y toca el tema cada día. Por lo que yo veo, el espíritu humano prefiere muchas veces hacer como el avestruz, que esconde la cabeza y piensa que al no ver el problema este desaparece. Recuerdo un paciente que no quiso ir a revisarse unos dolores por miedo a que fuera algo serio, y cuando se dieron cuenta ya el cáncer estaba demasiado propagado para poder hacer nada. La información es importante para poder tomar las medidas. Es la virtud de la prudencia, que nos lleva a poner los medios, sin miedo porque tenemos esa aceptación.

La pandemia ha provocado también interpretaciones delirantes, desenfocadas. Ha provocado miedo, angustia. Hemos de tener prudencia, pero no miedo. Hemos de cuidar las reglamentaciones que nos ayudan a que no haya transmisión, mantener esas medidas, pero sin emociones negativas que solo restan energías y no aportan nada. Precisamente, la paz interior ayuda a la inmunidad de nuestro organismo y que, al estar más fuertes, no seamos propensos a padecer esa enfermedad.

Sí, el exceso de información es malo porque provoca angustia, y precisamente se consigue el efecto contrario: bajar las defensas y estar más propenso a la enfermedad.

Y por último, el negacionismo de la Covid-19 es una creencia falsa en una sociedad que propaga ideas sectarias, y algunos sostienen que no existe esa pandemia. Miguel Bosé es la figura más visible de esta corriente en España, dice que la pandemia ha sido “la gran mentira de los gobiernos”.

Sobre el origen y posibles causas de ese virus, algunos promueven teorías conspiratorias, sobre un gobierno mundial que lo ha provocado, poniendo entre otras personalidades supuestamente causantes a Bill Gates. Algunos sostienen que el virus fue creado en laboratorios con la complicidad de gobiernos como China y EEUU.

Otros dicen que el virus se escapó de uno de esos laboratorios de Wuhan. No falta quien señala a China como la promotora de una Guerra Mundial, pues mientras que los demás tienen una gran depresión en la economía, ellos pueden aprovecharse y crecer mucho en poderío. Donald Trump echa la culpa del virus a China.

Si quiere leer la primera parte de la entrevista con Luciano Pou, pinche aquí.


Cómo afrontar los cambios que no aceptamos, por Nieves Acosta y Llucià Pou

Los cambios son parte de la vida, de las empresas, de las familias, de los amigos... y pueden ser factor de crecimiento tanto si son positivos como negativos (crisis es oportunidad), tanto si son por el llamado azar (no hay casualidad, sino causalidad, todos somos correspondientes con lo que nos llega) como si es por nuestra mal llamada "culpa" (el error es parte del aprendizaje, si no fallamos ayer no seríamos hoy lo que somos, en proceso de evolución). 

¿Aceptación o resignación? Resignación es consecuencia de la falta de comprensión, la aceptación es consecuencia de comprender, y lleva a la paz. 

Leí algo de los 7 pasos que necesitas para aceptar los cambios y no morir en el intento. Los aprovecho como plantilla para re-escribirlos:

  1. Aceptar: Aceptar no siempre resulta ser una tarea fácil porque queremos algo y cuando nos llega lo contrario, nos contraría. Pero si comprendemos mejor, a base de tener información para ampliar nuestro contexto, lo veremos todo con otros ojos, como parte de un proceso donde lo mejor siempre está por llegar, y "eso" es necesario en ese proceso. ´´Cuando aceptamos estamos dispuestos a dar todo por el todo para adaptarnos a los cambios que nos trae la vida´´
  1. Paciencia: Palabra dulce como esta que no siempre sabemos aplicar en nuestras vidas. Pa-ciencia es "ciencia" de la "paz". 
  2. Habla: Necesitamos hablar, compartir, sentirnos en compañía, formar comunidad. Tanto para expresar nuestra euforia como para desahogarnos.
  3. El lado positivo: Es algo mágico, herramienta que ha de ir acompañada de una comprensión de "por qué" aquello es positivo: de fiarnos de que es parte de un proceso positivo al menos. "Cuando hay un por qué, es muy fácil el cómo" hacer las cosas (Viktor Frankl, Nietzsche).
  1. Aprendizaje: Somos unos aprendices en este mundo, la vida es aprender. Las cosas que nos pasan en esta vida siempre nos traen una lección de aprendizaje, si miramos atrás iremos aprendiendo esta lección. 
  1. Comprender que nada es permanente: no podemos instalarnos en nuestra zona de confort. No controlamos nada, esto lo hemos aprendido en este tiempo de coronavirus: se nos va un ser querido en un momento, alguien que triunfaba y "controlaba todo" desaparece. Aprendamos a vivir el presente, y prever sin pre-ocuparnos. Sin angustias, sin miedos. Agradeciendo el sol de cada día, el agua y el alimento y sobre todo el amor y la amistad, un buen libro para leer y alguien con quien conversar. Un buen proyecto para desarrollar... sin que nos importe tanto el dinero y la condición social. 
  2. Acaricia las cosas nuevas: salir de la zona de confort es arriesgarse. Alzar un pie para andar es tener la posibilidad de caer. La prudencia no es miedo. 

¿Sé aceptar los cambios? ¿Con qué actitud, los acepto o me resigno a ellos?

¿Tengo mucho camino por delante? Mejor, cuanto más camino más podré disfrutar, pues importa disfrutar el camino con buena compañía si puede ser. Saludos.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Invitación a una nueva charla en Zoom con Gonzalo Rodriguez-Fraile



Una nueva charla junto a Gonzalo, sobre las similitudes y la integración entre el cristianismo y el nuevo paradigma de la espiritualidad.
     

El nuevo paradigma espiritual y el cristianismo

 

Diálogo con Gonzalo Rodriguez-Fraile

 

Sabado, 12 de Diciembre

10am en Miami - 16 hs en Madrid

 

Los invitamos a participar a un nuevo dialogo junto Gonzalo Rodriguez- Fraile, moderado por Joe Saade.

 

En esta sesión de preguntas y respuestas, Gonzalo estará comentando las similitudes y la integración entre el cristianismo y el nuevo paradigma de la espiritualidad. Los participantes podrán, durante el 'webinar', hacer preguntas y recibir orientación de como mejor entender la espiritualidad y el cristianismo.

 

Los invitamos en enviar sus preguntas por adelantado, via email a: cdfusa@yahoo.com

 

El 'webinar' ocurrirá el sábado 12 de Diciembre, a las 10 AM en Miami y las 16 hrs en España. Usaremos la plataforma Zoom.

 

Este es el link de registro:  

Los invitamos a compartir esta invitación con quienes consideren puedan ser beneficiados con la información, todos son bienvenidos a las sesiones.

 

Les saludamos y les deseamos el mayor bienestar, con mucho amor de sus amigos.

 

Fundación para el Desarrollo de la Consciencia.

Foundation for Consciousness Development, 240 Crandon Blvd, Suite 275, Key Biscayne, Fl 33149, United States

Darse de baja Gestionar preferencias

martes, 1 de diciembre de 2020

Congreso del día 3 de diciembre online y participación de Gonzalo


Hola! pasado mañana día 3 la Fundación participa en el Congreso internacional "liderazgo y consciencia" (en el enlace aquí abajo), Gonzalo dará una conferencia a las 13,15.


Saludos!


Sobre la guerra de Gaza y otros textos

https://lluciapousabate.blogspot.com/2024/05/precario-equilibrio-en-oriente-proximo.html https://lluciapousabate.blogspot.com/2024/05/13-de-...