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domingo, 27 de diciembre de 2020

Caso práctico 2º ESO: "Juan y su falta de motivación para el estudio" - Aprendizaje y desarrollo de la personalidad - Luciano Pou Sabaté


  Descripción del caso: Juan es un alumno de 2º de la ESO, piensa que no le acaban de entender, excepto su madre y sus hermanos. Es idealista, soñador e independiente. Pero deja todo para última hora. Se aburre mucho en clase, y como tiene que ir al Instituto en la capital (en el pueblo no hay) sufre un desarraigo. No hace muchos amigos en la clase, y le gusta ir al cine alguna tarde, sin darse cuenta de que el absentismo se nota. El sistema educativo no se fija mucho en lo concreto, o por lo menos no interviene ante ese chico de pueblo, que se siente aburrido, a sus anchas y que nadie le controla. Suspende alguna asignatura, en las que está poco motivado. En otras disfruta, por ejemplo las que tocan aspectos artísticos e imaginativos. Pero cuando dan la Física y Química le parece un rollo. El día antes de los exámenes estudia porque no hay más remedio, pero no saca buenas notas especialmente en esta asignatura. Además le parece que la profesora le mira mal. Además tiene complejo de patito feo (se ve “mal” al mirarse al espejo, quizá tiene algo de complejo de inferioridad), y no se da cuenta de que necesita gratificaciones, quizá por eso hace gracias en clase, e inconscientemente eso provoca que algunos compañeros se metan con él llamándole el “gracioso”. Como no está muy a gusto con algunos compañeros, le gusta ir con su pequeño grupo a pasear, o de excursión el fin de semana. Su problema es también que no afronta lo ordinario, está siempre en su mundo. Le gusta ir a pescar al río o en bicicleta con algún amigo. No tiene motivación de excelencia en la ESO. La madre va a ver a la profesora de Física y Química y sin saber por qué Juan se comienza a interesar en la asignatura, la profesora le saca a la pizarra y recupera la atención e interés, y saca ahora unas notas excelentes. Pero él no nota que es indisciplinado y que necesita técnicas de estudio adecuadas para corregir sus debilidades y ensueños. No nota que el instituto ve la “masa” de alumnos, pero que hasta que un profesor no se fija en él, no establece esa conexión que le motiva. Y se pasa horas muertas delante del libro mientas vive en el mundo de Peter Pan… Se dedica a leer mucho. A irse a otro mundo. 



Resolución del caso

 1. Definir el problema: Como hay muchos factores en el caso, vamos a delimitar los problemas para centrarnos en lo más prioritario, dejando otras cuestiones más secundarias para otro momento, aunque probablemente cuando se resuelvan estas dos cuestiones, las demás se resuelvan solas. Serían estas: la motivación (vemos que cuando una profesora se interesa por Juan el alumno crece mucho) y el autoconcepto. 

 a. Delimitar claramente el problema real separando de causas y efectos: Las causas de que sea “idealista, soñador e independiente” son la falta de adaptabilidad a su entorno, a lo que le aburre, a lo que no le gusta. Por eso “deja todo para última hora”. No ha encajado el “desarraigo” de ir a un ambiente distinto del pueblo, y al no estar motivado “no hace muchos amigos en la clase, y le gusta ir al cine alguna tarde, sin darse cuenta de que el absentismo se nota”. Algunas tardes no va a clase, sin pensar que la falta de asistencia crea una opinión negativa ante los profesores, y él “pierde comba” en las materias que no asiste, con lo cual le costará más recuperar el aprendizaje perdido. No sabe que un tanto por ciento importante del trabajo es la clase, quizá más que el estudio posterior. Está acostumbrado a un seguimiento que tenía en el colegio pero que ahora que se desarrolla su edad de adolescencia no tiene en el Instituto, y como el sistema educativo no llega a poder estar pendiente de la persona concreta, siente que no se fijan en él, y “subjetivamente” no se siente suficientemente apreciado. Y es cierto que “objetivamente” no se le ha dado la atención que él requería, o por lo menos no ha habido la intervención de algún profesor para ayudar a ese chico de pueblo, que se siente aburrido, a sus anchas y nadie le controla. Todo eso en un momento de cambio donde muchos alumnos necesitan seguimiento para dejar de estar desorientados. Esta falta de motivación es la que centra el caso: “su problema es también que no afronta lo ordinario, está siempre en su mundo. Le gusta ir a pescar al río o en bicicleta con algún amigo. No tiene motivación de excelencia en la ESO”. La causa es la falta de motivación por no sentirse integrado, apreciado, valorado, en ese nuevo ambiente que es el Instituto. Lo demás son efectos: malas notas en Física y Química y quizá en alguna otra materia, absentismo, etc. 

 Efectos: De ahí que “suspende alguna asignatura, en las que está poco motivado”. No tiene pocas capacidades pues hay otras asignaturas que le van bien: “En otras disfruta, por ejemplo las que tocan aspectos artísticos e imaginativos. Pero cuando dan la Física y Química le parece un rollo. El día antes de los exámenes estudia porque no hay más remedio, pero no saca buenas notas”. Vemos que la objetividad de la falta de asimilar los criterios de evaluación de esta materia que no aprueba –la Física- va unida a un motivo de falta de atención: “la profesora le mira mal”. 

 b. Operativizar la conducta objeto del problema. Los dos aspectos que tratamos (motivación y falta de autoconcepto) van unidos, y así los trataremos en este caso, para poder resolver el problema y mejorar su progreso personal y académico. 

 Teoría aplicada al caso: 

- Dentro de los 10 mandamientos del aprendizaje que vimos en clase, el primero es partir de los intereses del alumno y de sus motivos, con la intención de que mejore. Es evidente que sin tener en cuenta al alumno y su mundo, no podemos ayudarle a que incorpore los siguientes pasos (el 2º mandamiento es: partir de los conocimientos previos del alumno con la intención de cambiarlos). Para poder dar esos pasos, el alumno tiene que querer. El primer punto por tanto es meterse en su mundo, para que esté a gusto, y si le gusta, querrá fácilmente aprender. 

 - Lógicamente, en el caso hay otros aspectos que podrían tocarse, como el de las técnicas de estudio que se habla en los siguientes “mandamientos”, y en los temas tratados en clase sobre técnicas de aprendizaje, pero pienso que mejor nos centramos en lo fundamental, para no desdibujar los límites de un caso práctico, que son centrarse en estudiar algunos aspectos. A pesar de que los triunfos en las estrategias de aprendizaje llevan sin duda a que haya más motivación, en un feed-back muy positivo: sobre todo la competencia de aprender a aprender es la clave de todo aprendizaje. Las lecturas me han dado mucha información sobre aspectos del aprendizaje en relación a la personalidad, como por ejemplo la plasticidad en el cerebro del adolescente: capacidad de cambio, adaptación al entorno… todo ello hace que se produzcan procesos de mejora en muy poco tiempo, si se enfocan bien, por esa interconexión neuronal tan alta (entre otras cosas por la mielina, que ayuda a unas sinapsis neuronales muy altas). Además, como en el adolescente el sistema límbico está muy activo e influye mucho, es una etapa en que el respaldo emocional es muy importante. - Si Juan consigue estudiar con algún compañero que le estimule, es más fácil aprender. La capacidad de concentrarse y mantener la atención pienso que es algo parecido a ver las imágenes en papel en “3D”: nos ayuda mucho alguien que nos estimule, y cuando ya tenemos la técnica, podemos tener solos esa capacidad que reside en la corteza prefrontal, que en esas edades aún se está desarrollando. Esta parte del cerebro es como el director de orquesta, que puede dirigir todas las funciones cognitivas, como instrumentos para tocar una partitura. Además, estudiar con otra persona puede ayudar a Juan a realizar dos cosas que le cuestan: la planificación y organizar la memoria a largo plazo, que comentando con el amigo lo que se va aprendiendo, es un modo de fijar el conocimiento en esa memoria. 

 - El gran reto es integrar los distintos tipos de modos de aprender que tiene el alumno: 

a) unos son más visuales (necesitan información gráfica); 

b) otros más auditivos (de recordar lo que oyen); 

c) otros hápticos (modelos para entender) y 

d) otros cognitivos (más conceptuales, les va bien la discusión). 

Hay mucha tipología en el modo de aprender: unos necesitan ejemplos o bien son más de aprendizaje cinestésico y les va bien las prácticas: tocar, etc. El gran reto, por tanto, es que el profesor consiga dar esos aspectos: cognitivo, meta-cognitivo, personal, social, moral, motivacional, y emocional. 

 - En muchas escuelas los niños se han aburrido durante la infancia y adolescencia, la falta de transposición didáctica hace que se amarguen algunos niños. Lo peor de todo en las relaciones humanas es la monotonía, también en educación: y si algo no funciona hay que cambiarlo, pues los resultados serán los mismos: hay que hacer cosas distintas para conseguir resultados distintos: poner a Juan en primeras filas, de una manera que no se sienta humillado, alternar los estímulos incorporando videos, música, provocar contextos nuevos… (si son varios los de la clase que no siguen las clases…) pueden ser buenas soluciones: la variedad, fomentar la curiosidad… 

 - Por parte del profesor, una propuesta para mejorar la motivación en el aula será: antes de clase, planificación sistemática y rigurosa (qué enseño, qué sabe el alumno, cómo le enseño eso…), de modo que sea provocador del éxito; durante la clase, crear un clima afectivo, estimulante y de respeto, y con pequeños desequilibrios como las películas de suspense: preguntando, generando interrogantes, fomentando participación, trabajo cooperativo…; y después de clase, una pequeña autoevaluación para mejorar. 

 Análisis de los problemas: 

- De conducta: el absentismo de ir al cine en lugar de ir a clase, en algunas tardes, como también el absentismo de estar en la inopia durante las clases. Por otra parte, su propensión a bromear y llamar la atención, hacerse el gracioso en clase, distrae al profesor y a los compañeros. 

 - De autoestima y desarrollo: El complejo que suele llamarse del “patito feo” y que por falta de conocimiento personal, el alumno no sabe gestionar, se ve “mal” al mirarse al espejo, y no se da cuenta de que necesita gratificaciones, quizá por eso hace gracias en clase, y no se da cuenta de que eso provoca que se metan con él llamándole el “gracioso”. Como no está muy a gusto con la mayoría de los compañeros, le gusta ir solamente con los que congenia a pasear, o de excursión el fin de semana. 

 - Comunicación y relacional: Todo lo dicho hace que la adaptación a la comunidad escolar sea parcial, y deficiente. Sus habilidades sociales son también deficientes, y por eso se hace el gracioso y se inhibe en su mundo. Sin que tenga un trastorno de personalidad, sí que su desinhibición (hablar haciendo gracias en clase) y su vivir en otro mundo son indicios de desmotivación, de refugiarse en otro mundo, de no centrarse en sus obligaciones escolares. 

 - De adaptación escolar: El gran reto de enseñar es llegar al alma del alumno, y requiere dar el enfoque adecuado a lo que llamamos “enseñar”, en primer lugar transmitir el “aprender a aprender”, transmitir conocimientos, procedimientos y técnicas. Si el alumno no está bien dispuesto, si no le interesa el tema, si no le gusta, si no se siente apreciado, no aprovecha bien ese esfuerzo docente. Por eso, el gran reto es desarrollar las potencialidades del alumno, que quizá están escondidas y hay que despertar, por eso la enseñanza-aprendizaje ha de ser a distintos niveles: a nivel cognitivo, meta-cognitivo, personal, social, moral, motivacional, emocional. Además, el foco atencional seguramente no lo tiene en la clase por falta de ese interés. (Este foco de atención se ha estudiado mucho por ejemplo en el “flow”: disfrutar haciendo lo que hacemos, con una concentración que no cuesta por la motivación que conlleva, como los niños cuando juegan en algo que les gusta, como los deportistas que están ganando en un partido de fútbol…). La memoria a largo plazo necesita, claro, el esfuerzo, pero todo va unido. 

 - Claramente, hay otros aspectos importantes en las estrategias de aprendizaje: selección de la información con sus técnicas de estudia priorizando lo importante para retenerlo, una comprensión que es hacer algo propio aquella información que recibimos y relacionarlo con otras cosas, una organización como esquemas y mapas conceptuales… pero hemos ya dicho que nos centramos en los dos aspectos que consideramos centrales en este caso, dejando estos otros aspectos. 

 - Habilidades sociales: Juan viene del pueblo y no se ha integrado en la comunidad de aprendizaje que debe ser su clase. Además, y hay un problema del bulling provocado por su modo de ser gracioso, que provoca rechazo entre algunos de sus compañeros. La falta de autoconocimiento del alumno, la percepción equivocada que tiene de sí mismo, ese no saber por qué pasan las cosas, fomentan ese complejo de “patito feo” que no le deja avanzar mucho… 

 2. Intervención

 - Sobre la motivación: Ya en los primeros temas de clase vimos que la labor del profesor es llegar a conocer la adolescencia, para entender al alumno que tiene delante, y poder ayudarle a desarrollar esos procesos de aprendizaje partiendo del modo de ser de cada alumno, de su individualidad. Se trata de compaginar el currículo que hay que transmitir, con la misma transferencia a los alumno, y para poder desarrollar esto, hay que conocerlos. Y para conocerlos, hay primero que quererlos. Esto se nota en el alumno, y al sentirse querido desarrolla sus capacidades mucho mejor. Crea una actitud positiva. Como dicen algunos, no es la “aptitud” sino la “actitud” lo que determina la “altitud”: está claro que supuestas unas cualidades mínimas para lo que estemos evaluando, en todos los trabajos, incluido en la educación, será la actitud lo que determina la excelencia. 

 - Fomentar el autoconcepto de Juan en el trabajo en el aula. Las variables personales de la motivación, el autoconcepto, los patrones de atribución causal (componente afectivo: “¿cómo me siento al hacer esta tarea?”), y las metas de aprendizaje (deseo de saber, curiosidad, preferencia por el reto…), bien potenciadas, con una actitud adecuada, hacen ver al alumno que “si crees que puedes, puedes”. Cuando se fomentan en el aprendizaje las motivaciones positivas: relacionadas con el proceso (como divertirse), se fomenta la motivación intrínseca de la tarea; y las relacionadas con las prospectivas (por ejemplo esperanza de buenas notas), y retrospectivas (el orgullo) van desarrollando las motivaciones extrínsecas. Juntas dan la motivación total de la tarea, y por tanto un buen aprendizaje, un buen rendimiento. (He leído y me gustó que también hay un tipo de motivación intrínseca más dirigida a hacer algo grande, que estamos dentro de un proceso trascendente: sacar adelante un proyecto… como formar una familia, hacer un mundo mejor… y esto nos motiva en gran manera). Sabemos que hay motivaciones negativas (como la ansiedad, la vergüenza…) pero si las desactivamos con las citadas positivas, podemos convertir el aburrimiento en entusiasmo, la desesperanza en confianza… Estos efectos motivacionales de las emociones debe conocerlos el profesor, como hemos dicho, para fomentar en el alumno estas motivaciones positivas. 

 Todo esto fomenta la autoestima: un modo de fomentar conductas positivas, que me parece que viene al caso para potenciar la autoestima de Juan y su interés por lo académico, es implicarle en el aula, darle responsabilidades: hacerle secretario de un grupo de trabajo en clase, o portavoz de exponer las conclusiones de un proyecto o trabajo colaborativo, o mantener la pizarra limpia o avisar de que es la hora para que acabe la clase… algo que le guste, si puede ser. 

 Las convicciones sobre las propias capacidades mentales (metacogniciones) influyen en la manera en que nos autoevaluamos y juzgamos no solo nuestro rendimiento, sino también nuestro autoconcepto, de modo que puede impedir que aprendamos con éxito. Además, puede darse un estilo cognitivo distorsionado a la forma de ver e interpretar el mundo, el futuro y nuestro propio yo desde un punto de vista irracional, un prisma subjetivo que no corresponde a la realidad (Gaja 1996). Pero así también, siguiendo con el párrafo anterior, una persona con “complejo de tonto” bien llevada puede tener en poco tiempo resultados satisfactorios, y una autoestima sana y elevada. De manera que aunque sea verdad que es una edad con una alta vulnerabilidad para trastornos (por ejemplo en esta época de covid19 se ha notado en síntomas psicológicos), esa acomodación a las exigencias del entorno hace que puedan los adolescentes desarrollarse con gran rapidez, y alcanzar, en ese periodo de más salud que tenemos en la vida, un desarrollo en el aprendizaje muy alto en muy poco tiempo. 

 Ambiente del aula: Como el contexto influye mucho en los adolescentes, tanto los padres, como los profesores y compañeros son muy importantes para el alumno: si el profesor escucha, respeta, anima crea actitudes positivas, y si el compañero apoya se estimula el adolescente. Todo ello lo tiene en cuenta el profesor, para crear esas variables situacionales que crean esa actitud de estímulo, a través de diseños de tareas y actividades adecuadas, prácticas de evaluación estimulantes, utilización de recompensas… 

 Retos adecuados: Pienso que un punto básico es que el reto sea adecuado al alumno: si es demasiado alto se desanima, si demasiado bajo se aburre: como en los videojuegos (que son ejemplo de marketing) hay que abrir “pantallas” nuevas cuando ya ha superado las pruebas del luego de la pantalla que ha realizado: es lo que se decía en clase de que haya una distancia óptima entre lo que sabe el alumno, y el nuevo contenido de aprendizaje (si la distancia es excesiva el alumno se desmotiva porque cree que no tiene posibilidades de asimilarlo o de atribuir significado al mero aprendizaje, si persiste el profesor sin tener en cuenta el proceso de ir paso a paso crea ansiedad en el alumno; si la distancia es mínima, también es malo porque crea desmotivación porque el alumno ya conoce eso y se aburre). 

 Aprendizaje significativo: También el alumno ha de relacionar lo que estudia con un sentido, el contenido tendrá así una forma significativa; y depende de lo interesante y atractiva que se presenta la información. Desde la concepción constructivista del aprendizaje, se asume que el aprendizaje significativo es en sí mismo motivador, porque el alumno disfruta realizando la tarea: la entiende y le encuentra sentido. Todo esto marca el tipo de actuaciones instruccionales en el aula (ofrecer retos atractivos, variedad, desafíos razonables… sabiendo que el error es parte del aprendizaje). 

 Contacto con la familia. En el caso de Juan, la madre toma la iniciativa y va a ver a la profesora de Física y Química, y sin saber por qué Juan se comienza a interesar en la asignatura, la profesora le saca a la pizarra y recupera la atención e interés, y saca ahora unas notas excelentes. Pero él no nota que es indisciplinado y que necesita técnicas de estudio adecuadas para corregir sus debilidades y ensueños (es una característica de la adolescencia, la falta de autoconocimiento, el engañarse a sí mismo). No nota que el instituto ve la “masa” de alumnos, pero que hasta que un profesor no se fija en él, no establece esa conexión que le motiva. Y se pasa horas muertas delante del libro mientas vive en el mundo de Peter Pan… Se dedica a leer mucho. A irse a otro mundo. Además, la autodeterminación necesaria en el adolescente, es una autonomía que va unida a un estar conectado a los demás. 

Un sentido de pertenencia. Estimulando la curiosidad, creatividad, sentimiento de competencia, preferencia por los desafíos, el profesor puede crear un clima en aula de aprendizaje donde se esté a gusto, y luego fomentar en los alumnos más interesados y curiosos ejercicios y lecturas, un seguimiento que responda a ese interés: desafíos que serán adecuados a esa motivación a través de trabajos voluntarios (de experimentación en el laboratorio, de investigación en fuentes documentales...). Aprender es un proceso, y los cambios se producen poco a poco, día a día. Los mecanismos cognitivos del lenguaje, la conexión mediante representaciones… a través de procedimientos y estrategias. Resumiendo lo anterior sobre este aspecto, el profesor ha de tener en cuenta que los estudiantes son más proclives a trabajar hacia el logro de metas claras, específicas, razonables, moderadamente desafiantes y alcanzables en un período relativamente corto. Además, asumir riesgos y enfrentar el fracaso de manera constructiva. 

 a. Formular la hipótesis de intervención ¿Los estudiantes no aprenden porque no están motivados o no están motivados porque no aprenden? ¿No aprenden porque su falta de motivación les impide pensar cómo afrontar la tarea o porque su forma de pensar les impide motivarse para aprender? 

 Motivación es aquello que da energía, ímpetu para la conducta, activándola, manteniéndola y dirigiéndola a la consecución de metas. El alumno, como todos, necesita la autodeterminación o autonomía (libertad) sin que estar en un aula y un currículum sea esto como una cárcel, hacer algo que no quiere. Necesita competencia, sentirse útil, y por eso es importante que Juan se sienta implicado en el proceso de aprendizaje, que se sienta útil en lo que hace, que el aprendizaje sea significativo. También necesitamos afinidad o gregarismo: formar parte, en este caso, de una comunidad educativa, con los compañeros, con los profesores… Apoyar estas tres necesidades entraña notables implicaciones para la motivación: se trata de estrategias para fortalecerlas. 

 Por parte del profesor: se trata de aplicar lo que se ha dicho más arriba, herramientas a aplicar, por parte del docente, para fomentar la motivación. Y como la necesidad de competencia de Juan va unido a sentirse útil, el profesor le ayudará si le encarga cosas: implicar a Juan en las cosas de la clase a través de los grupos heterogéneos, aprendizaje colaborativo, proyectos… el participar activamente le hará sentirse útil. Además hay materias como la Física que si no estás al día, es más fácil seguir las explicaciones de un compañero, que puede conectar mejor con el modo de aprendizaje de un igual. En cambio, la Química le costará menos al ser algo más práctico, con sesiones de laboratorio que suben más la motivación. En cualquier caso, el profesor sabe que para que se impliquen los alumnos, y en este caso Juan, se necesita una enseñanza con significación para él. 

 b. Formulación de los objetivos: ayudar a Juan a que tenga más motivación para el estudio, y mejor autoconcepto para aprovechar sus cualidades en el aprendizaje. Son dos cosas que van de la mano y que de ahí dependen muchas otras cosas en las que Juan debería perfeccionarse. Para eso, especialmente en Física y Química, la profesora procurará estar más cerca de él para reforzar esas actitudes, para integrarlo más en clase con una participación en problemas, salir a la pizarra, ser portador de un grupo, etc. Y así ayudar a que Juan no se aburra, se sienta útil. La profesora procurará también hacer grupos de estudio y de actividades entre los alumnos, y así Juan pueda integrarse más en la comunidad educativa, sentirse apoyado por los compañeros, aprender de ellos y aportar sus cualidades en esos grupos heterogéneos. Con las diversas actuaciones que vamos viendo en el caso, se trata de conseguir una integración de Juan en el aprendizaje, y que pase de ser un alumno desmotivado, a desarrollar todas sus capacidades.

 c. Seleccionar las estrategias o técnicas de intervención 

 - Ambiente de la clase: Dentro de teoría de las inteligencias múltiples, se prioriza en educación fomentar la motivación para aunar las capacidades y conseguir que los alumnos sean capaces de atender. Ayuda mucho preguntar en clase al alumno como Juan, al principio cosas sencillas, para que vaya entrando en el ambiente de la clase, se sienta implicado y valorado. Sacarlo a la pizarra a responder un problema que el profesor sabe que Juan conoce, será una actividad que le dará un “subidón” en su motivación y crecerá mucho ese proceso de aprendizaje. Al llamarlo, decir el nombre del alumno es algo también importante. 

 - El elogio: en cuanto a las herramientas de motivación, una herramienta mágica es el elogio: cuando Juan haya realizado algo satisfactorio en su participación en la clase, en la entrega de un trabajo, la ejecución de un ejercicio… un elogio sincero y afectuoso es lo que más le hará crecer seguramente. Al principio, puede ser más frecuente, luego ya de modo intermitente, también porqué habrá que centrar la atención en otros problemas de otros alumnos de la clase, una vez esté el problema de Juan encauzado. El elogio será sobre el reconocimiento de los logros del alumno, atribuyendo el éxito al esfuerzo aplicado para así incrementar la confianza, un elogio claro y sistemático sobre las habilidades que el alumno ha puesto en práctica. Es el elogio una actitud que va de la mano de otra gran herramienta para aumentar el autoconcepto y para todo: el agradecimiento; la gratitud hace bien al que la da y al que la recibe. La atención del profesor primero será con un refuerzo más continuo en la atención hacia ese alumno, luego intermitente: eso estimula al alumno en gran manera en el proceso hacia una meta. En clase vimos el efecto Pigmalión que se aplica aquí de modo especial: del modo que tratas al alumno, ese crecerá más. La mirada atenta y afable del profesor hace crecer al alumno, que nota el modo en que es mirado en este caso por la profesora. 

 - Entrevista: Cuando el profesor ve una deficiencia en un alumno, en la observación en el aula, en las notas, etc., conviene que intervenga pues eso influye mucho en el alumno: sentirse aceptado, querido, es la mayor parte de la fuerza motivacional que mueve los recursos de aprendizaje. Uno de los grandes medios que tiene el profesor es la tutoría personal. De esos encuentros puede salir una estrategia, marcarse objetivos, etc., de manera que el alumno no se encuentre solo sino seguido, acompañado. Está claro que Juan, en la clase de Física, ha perdido “comba” y como no es cuestión de memorizar sino de entender, hasta que alguien –lo ideal, un compañero- le explique “a su manera” aquellos puntos donde está bloqueado, será difícil que avance: si tiene más interés y hace eso, cogerá carrerilla y se pondrá a la altura de los demás, y cogerá el ritmo. 

 - Técnicas cognitivas: hemos ya citado algunas, tanto de las herramientas para el aprendizaje, como las actividades más útiles para que Juan (y otros) salgan del aburrimiento y se sientan útiles e implicados: trabajos en grupo, el método interrogativo, y sobre todo, siendo Física y Química, el experimental: a esas edades, en el laboratorio será como mejor aprendan, por lo menos la química. 

 - Programa de desarrollo de habilidades: 

 • Relacionales: con esa mayor atención (refuerzo) la profesora procurará que Juan perciba una relación motivadora con ella. Y el acercamiento a los compañeros con los grupos de trabajo fomentará tanto el aprendizaje de Juan como su implicación en la clase, y su integración. 

• Habilidades básicas: aprender a aprender, y otras muchas habilidades cognitivas, serán la consecuencia de esa mayor motivación y autoconcepto de Juan. 

 - Técnicas de recogida de información: la comunicación de la profesora con los demás compañeros, la entrevista con Juan y su familia, dará datos para que, tanto la profesora de Física y Química como los demás profesores de 2º de Eso, puedan ayudar a Juan en sus necesidades específicas. 

 d. Situaciones de intervención 

- Dónde: en el aula, tanto en la clase ordinaria como en las actividades de grupo, en la tutoría tanto con Juan como con sus padres. 

- Quién: la profesora de Física y Química o el tutor si es otra docente, o los dos. 

- Cuándo: como los adolescentes tienen tanta “plasticidad”, no hay que perder el tiempo pues en poco tiempo puede ponerse al día Juan en la Física y Química, y hacer un cambio en su actitud y prosperar en el proceso educativo. Por eso, cuanto antes mejor: el profesor/a puede contactar para tratar colegialmente algunos puntos, hablar con la familia, con Juan, e intervenir implementando las herramientas citadas. 

 3. Evaluación de la intervención 

 a. Programación del seguimiento: aparte de la observación en clase, el tutor puede estar atento en las semanas sucesivas a la intervención. Y, por supuesto, en las evaluaciones, para ver colegialmente cómo hacer ese seguimiento. 

b. Evaluación de resultados: por lo que ve en el enunciado del caso, después de la intervención de la madre, y la actitud que tomó la profesora de Física y Química (mirar con afecto a Juan, sacarlo a la pizarra, motivarlo para que se implique, darle responsabilidades para que se sienta útil), en poco tiempo ya se ven los resultados positivos. Con un refuerzo primero seguido y luego intermitente, se trata de continuar con las herramientas para ir consiguiendo mejores resultados paulatinamente. Sobre todo el afecto es lo que mejora el autoconcepto de Juan: “Ahora sabemos que los recién nacidos que no reciben afecto no tienen ninguna oportunidad de desarrollarse, que el afecto juega un papel esencial en la inteligencia” (Cyrulnk 2020). Y así se consigue, con el apoyo de un profesor, que precisamente enfocando bien al alumno que tiene algún trauma, se consigue que tenga un desarrollo más grande: cuando un alumno con esos traumas encuentra afecto, tiene un desarrollo aún más rápido, pues los niños se vuelven resilientes y “los niños resilientes tienen mayor coeficiente intelectual y una notable habilidad para resolver problemas; afrontan la realidad con recursos variados y saben manejar las relaciones interpersonales. Su voluntad y capacidad de planificación es muy buena y tienen sentido del humor. Disfrutan en general de mayor autoestima e independencia y menos tendencia a la desesperanza que el resto de los niños” (Magazine, 2006; Cyrulnik, 2002). 

 Bibliografía: 

- Baños Gil, I. (2010). El efecto pygmarion en el aula. Innovación y experiencias educativas. Revista digital. 28 mayo 2010, Granada 

- Cyrulnik, B. (2002). Los patitos feos: La resiliencia. Una infancia infeliz no determina la vida. Gedisa: Barcelona 

- Cyrulnik, B. (2020). "Me hice psiquiatra para entender lo que sucedió en mi infancia", entrevista. Revista Cuerpomente.com. Recuperado de https://www.cuerpomente.com/nos-inspiran/entrevista-boris-cyrulnik-psiquiatra-infancia-resiliencia_5719 

- Gaja Jaumandreu, R. (1996). Bienestar, autoestima y felicidad: Una guía para alcanzar la estabilidad psíquica y la madurez personal. Plaza y Janés: Barcelona

- García Bacete, F. y Doménech Betoret, F. (). Motivación, aprendizaje y rendimiento escolar. En Revista Electrónica de Motivación y Emoción. Volumen 1, nº 6. http://reme.uji.es/ López Megías, J. Módulo 1: Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad. Curso de Formación Pedagógica y Didáctica. Tema 8. Motivación para el aprendizaje. Universidad Internacional de Andalucía 

- Magazine (2006). Resistir la adversidad. La resiliencia. 5 febrero 

- Woolfolk, A. (2010). Psicología educativa. México: Pearson educación

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