La inteligencia y el amor, la humildad y el perdón, en Anima Mundi, de Susanna Tamaro
Ante la muerte de Andrea (p. 267): “rememoraba a menudo el ‘perdona’ que había dicho mi padre y el que Andrea había repetido. - "¿Por qué? -Le pregunté a la monja-. ¿Por qué en el umbral de la muerte ambos han repetido lo mismo?" - "A menudo tan sólo el final de un recorrido -había contestado- pone en evidencia aquello que ha sucedido antes. Una situación límite permite ver las cosas bajo una luz diferente. De pronto se comprende que uno se ha equivocado y que ya es demasiado tarde para cambiar las cosas. Por eso se pide perdón". “Yo también lo pediré -había añadido- y lo pedirá también usted. Nadie puede dejar de pedir perdón. No hacerlo sería presunción porque la vida, sea como fuere, es un camino de errores. “Tan solo muy pocos conocen La Luz en el comienzo, todos los demás avanzan a tientas. Y también cuando alguno llega a la intuición del espíritu, vuelve a equivocarse. “Se equivocan todos por el hecho de ser humanos, porque...