En la vida todo es aprendizaje, y lo mejor está por llegar…
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sábado, 17 de febrero de 2024

Espiritualidad y paz

 Espiritualidad y paz

La sabiduría no está reñida con la ciencia, pues la ciencia necesita un contexto filosófico para desarrollarse.


Por: Llucià Pou Sabaté | Fuente: Catholic.net



Hoy participamos en un resurgir de la espiritualidad como respuesta a unos siglos de cientificismo que no dan razón de nuestra existencia. Pero, ¿la espiritualidad es útil? ¿Se trata de algo verdadero? Desde el punto de vista de la observación experimental, la ciencia y la lógica son susceptibles de ser confirmadas y son definibles y objetivas. En cambio, la espiritualidad es subjetiva y experiencial… ¿Se puede confirmar? Podemos decir que sí. Se trata de una verdad experiencial aunque no sea experimental, aunque en cierto modo también podemos ver esa experiencia: no es posible probar la verdad espiritual a través de la lógica lineal, pero se pueden verificar sus resultados. Podemos decir en este sentido, que la espiritualidad es fenomenológica. Y hay un resultado claro: la verdad es transformativa y nos mejora, dejando un resultado en nuestro interior: la paz y la felicidad, la gestión eficiente de uno mismo. 

La ciencia moderna ha estudiado cómo son las cosas, pero no hay en ella argumentos contra la espiritualidad, sino que los científicos buscan a nivel personal esa plenitud espiritual. “Lo único que puede curar los sentidos es el alma y no hay nada que pueda curar el alma aparte de los sentidos”.1 Los físicos necesitan la espiritualidad para sus vidas, y que no encuentran en una ciencia que les habla algo de cómo son las cosas, pero no de qué son, o para qué.2

Y a eso le llamamos sabiduría: es un nivel de conocimiento más alto que un conocimiento de “cosas” pues nos implica, tiene algo de experiencial, y está verificado interna y externamente. La verificación interna es ilimitada, pero no la externa que está limitada por la tecnología disponible, por el contexto o paradigma mental desde el que se diseña la investigación y por las realidades investigadas.  Para tener paz, es necesaria sobre todo la actitud experiencial, pues el conocimiento intelectual muchas veces no llega a esa verdad interna: es la sabiduría la que da paz. La sabiduría -conocimiento verificado interna y externamente- puede también definirse como conocimiento + Amor, o conocimiento desde el Amor.

La mente analiza, categoriza, etc. pero no está hecha para poder ver la esencia de las cosas. La mente solo ve apariencia. La capacidad mas profunda de comprensión reside en el alma. De ahí el problema de no distinguir claramente entre pensamiento y consciencia. El pensamiento es un aspecto de la consciencia, que es mucho más amplia e integradora que la mente, y vibra a una frecuencia mas elevada. La mente clarifica, pero la intuición (el corazón, el alma) integra en algo único, en nuestro ser profundo.

Esta in-formación nos cambia la intención: nos ayuda a adquirir consciencia de nuestro valor, de nuestra dignidad y nuestras posibilidades, capaces de liderar la transformación personal y social que se hace cada vez mas necesaria para crear un mundo mejor. Esta in-formación de la consciencia se ocupa de los niveles lineales (ciencia) y no lineales (espiritualidad) y sirve de puente entre ellos. No son dos mundos distintos sino un solo mundo visto desde dos puntos de vista diferentes.  La “realidad” percibida parece estar separada en diferentes categorías o ámbitos, como lo físico vs. lo no físico. Pero lo que se creía que eran distintas categorías de la existencia son sólo diferentes categorías de percepción. En realidad no hay separaciones. La consciencia, por sí misma, posee la capacidad de comparar y unir lo que parecen realidades y campos dispares en una unidad integral y comprensiva de expresiones estratificadas. Lo lineal (lo predecible, digamos lo mental) está incluido en lo no lineal (lo impredecible, un dinamismo del que nos hablan la teoría del caos por ejemplo). 

Se habla también de que toda unidad es un holón, así lo físico está integrado en una dimensión superior intangible, no lineal. Koestler dirá que todo lo que existe es un holón: una totalidad que engloba partes, y a su vez forma parte de algo más grande, y un paradigma también lo es: un universo incluye galaxias, y éstas incluyen estrellas, y nuestra estrella solar tiene planetas y entre ellos la tierra, y la tierra tiene continentes y mares, y así iríamos descendiendo hasta niveles ínfimos. Integrados los cuerpos materiales como holones dentro de unidades superiores, y también lo material está integrado en dimensiones no materiales. Como tal, todo está sujeto a las propiedades de los holones. Una de ellas es la de trascender e incluir; no trascender y disociar, porque esto provocaría una patología. Así pues, todo nuevo paradigma debe trascender e incluir el anterior, y no sólo negarlo. Y podemos decir que lo no lineal es un holón de mayor profundidad, o una realidad más íntima. 

Es algo parecido a la aparente dicotomía/relación entre la fe y la razón de la que tanto se ha hablado: vemos también la diferencia entre enfocarse en las dimensiones no lineales o en lo lineal y verificable por la lógica y los sentidos. Ese enfoque primordial depende del nivel de consciencia del que lo hace. La sabiduría integra los dos enfoques. El Universo posee una estructura descriptiva de lo que vemos (hardware) y una intencionalidad y un alma (software). El segundo es más significativo que el primero, que solo existe para que se desarrolle aquél. Los reduccionistas seguirán estudiando el hardware, y eso está bien, pero ya no podrá ser negada la existencia del software. La ciencia moderna nos dice “cómo” son las cosas, pero es sabio el que conoce “qué” son las cosas, y “para qué”. Se puede decir que en el software se han de buscar las causas y en el hardware estudiar los efectos. Éste último se queda en el “cómo”, sin poder encontrar el “por qué”; por tanto, hay que buscar en el software “qué” son las cosas o “por qué” suceden.

El propósito de la experiencia humana es evolucionar, desarrollar nuestra consciencia para llenarnos de sabiduría y amor. Todos los seres humanos, sin excepción, hemos venido al mundo para trabajar en nuestro desarrollo espiritual, compartiendo y participando en experiencias con otros seres humanos. La vida es un formidable proceso pedagógico dentro del ambiente del Universo. Somos polvo de estrellas que trascienden lo material: estamos en el planeta Tierra como en un “colegio espiritual” y cada experiencia vivida se puede comparar con un curso académico. Pero, un curso es para aprender: ¿en la vida, qué hemos de aprender?

La sabiduría no está reñida con la ciencia, pues la ciencia necesita un contexto filosófico para desarrollarse, como decía Kepler: “el principal propósito de todas las investigaciones sobre el mundo exterior debe ser descubrir el orden y la armonía racionales que han sido impuestos por Dios y que Él nos ha revelado en el lenguaje de las matemáticas”. Si la sabiduría es abrir los ojos, vemos que hay un orden o un sentido aunque muchas veces no es fácil ver, pero –como decía Mitterrand- “entre el absurdo y el misterio, opto por el misterio”. Vamos encontrando pistas de que eso es así, de modo experiencial, en nuestro interior. No llegamos a ello con la cabeza, pero tampoco es algo irracional; esa verdad interior del corazón tiene una racionalidad, es algo razonable.

En ese abrir los ojos, vamos descubriendo un orden en el Universo; a nosotros nos parece que es un orden imperfecto, como al tejer un tapiz vemos que hay muchos nudos e imperfecciones por el lado que nos toca ver, aunque por el otro lado todo esté perfecto. Así, desde “arriba”, es decir desde fuera del tiempo, todo tiene un sentido; pero desde “abajo”, desde nuestro tiempo, sólo al final veremos el sentido completo a lo que pasa. Y mientras hay una ineficiencia mental en ese no ver el por qué de las cosas; pero la intuición es necesaria para descubrir que existen ciertas Leyes del Universo. Llegamos ahí a través de un proceso, y muchas veces hemos sufrido lo suficiente hasta que estamos preparados para comprenderlo; después de una saturación se da ese abrir los ojos.

En ese bregar por la vida, pasamos de una lucha externa para mejorar las cosas, causa de la ansiedad y angustia, a una paz interna, fruto de la aceptación que a su vez viene de la comprensión de que todo lo que existe y todo lo que sucede tiene un sentido de perfección, y necesitamos hacer ese proceso por el que hemos pasado, aquello que no nos gusta y que hemos catalogado como malo, porque tiene un propósito de Amor.

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1. Óscar Wilde, citado en Ken Wilber, Ciencia y religión; este filósofo habla muy bien del tema en cuestión: ha terminado la “guerra fría” entre estos aspectos tan necesitados uno del otro.

2. En otro libro, Cuestiones cuánticas: Escritos místicos de los físicos más famosos del mundo, K. Wilber profundiza en que esos aspectos. Puede consultarse el libro de John Polkinghorne, Quantum Physics and Theology: An Unexpected Kinship (New Haven, London: Yale University Press, 2008).


Para crecer en la paz interior, considerar nuestra filiación divina

 Para crecer en la paz interior, considerar nuestra filiación divina

Dios es infinitamente más capaz de hacernos felices de lo que somos nosotros.


Por: Llucià Pou Sabaté | Fuente: Catholic.net



La paz interior es fruto de la sabiduría, que no es algo teórico sino fruto de un conocimiento experiencial, es un gusto por lo bueno, por lo bello, por lo divino, según aquello de: «gustar y ver qué bueno es el Señor» (Sal 34). Y esto es muy difícil de transmitir sino desde la experiencia, por poner un ejemplo si queremos explicar el saber de una cereza, lo mejor es decir: “toma, prueba una”, y lo mismo con las cosas espirituales, como cuando Natanael le dice a su amigo Felipe que le hable de Jesús, y Felipe le dice: “ven y verás”. Por eso, si alguien está inquieto por las preocupaciones, podemos decirle: reza, siente a Dios Padre en tu interior, siente como Jesús te anima a ir de su mano: «Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos» (decía Job 42, 5).

Así, abandonarse en Dios Padre y Madre, confiar en Él, es la fuente principal de nuestra paz. Es la ternura de Dios, la dulzura de su amor, la que nos despierta a la confianza, con la sencillez de los niños que no tienen miedo de caer cuando su padre le tira para arriba, y disfruta de esos momentos que para otros son de incertidumbre y de zozobra. Por eso se habla del santo abandono, como quien está en manos de su padre feliz, y si viene el dolor será también para nuestro bien. Decía Jacques Philippe: “La medida de nuestra paz interior será la de nuestro abandono, es decir la de nuestro desprendimiento”, es por tanto un dejar hacer, soltar, renunciar incluso a lo que la mente nos previene dándonos miedo hacia el futuro. Es no tener apego ni por el dinero, ni por nuestra casa, ni siquiera por la vida: «Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 16, 25). En la vida solo nos queda lo que damos, lo demás tarde o temprano se pierde, y como decía san Juan de la Cruz, “al atardecer seremos juzgados en el amor”: eso es lo que nos llevaremos, lo que hemos dado, nuestra vida de servicio.

«¡Ah, si supiéramos lo que se gana renunciando a todas las cosas!», dice Santa Teresa de Lisieux: las pre-ocupaciones son pre-, es decir algo que no existe, hemos de quedarnos solo con las ocupaciones. Y seguía Philippe: “Ese es el camino de la felicidad: si le dejamos actuar libremente, Dios es infinitamente más capaz de hacernos felices de lo que somos nosotros, pues nos conoce y nos ama más de lo que nosotros nos conocemos y nos amamos”.

Buscar las cosas con ansiedad nos impide alcanzarlas, incluso el amor hay que dejar encontrarse por él, que vendrá si nos damos a los demás. San Juan de la Cruz lo dice así: «Se me han dado todos los bienes desde el momento en que ya no los he buscado». Si nos desprendemos de todo poniéndolo en las manos de Dios, Dios nos devolverá mucho más, el céntuplo, «en esta vida» (Mc 10, 30).

sábado, 2 de diciembre de 2023

El pueblo de Israel y la paz en Palestina

 

Hay otra palabra con la que Jesús nos anima: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”
Llucià Pou Sabaté
Sábado, 2 de diciembre de 2023, 12:10 h (CET)

El pueblo de Israel desde Abraham forma un pueblo escogido por Dios, que ha tenido distintas dificultades (exilio a Egipto, a Babilonia…), luchas contra pueblos circundantes (ocupación de Canán, filisteos, luchas intestinas entre las tribus y los propios reinos…), ocupaciones en su tierra (babilónicos, persas, griegos y romanos) y siempre ha tenido la promesa de la liberación con sus profecías mesiánicas de donde viene el sionismo actual que germina en el siglo XIX, para acabar con la diáspora y volver a Sión el monte santo de Jerusalén.


El libro de Daniel, de estilo "apocalíptico" o "de revelación", con visiones llenas de simbolismo sobre los planes de salvación que Dios quiere llevar a cabo en el futuro mesiánico, premia la fidelidad. Así el sueño de Daniel muestra un gigante con la cabeza de oro, torso de plata, piernas de hierro y débil de base (pies de hierro mezclado con barro) que cae con todo su poderío.

   

Ese gigante con los pies de barro sufrió el golpe casual de una piedra que se desprendió de la montaña, e hizo pedazos el hierro y barro, el bronce, la plata y el oro, y triturado el gigante se deshizo en un montón de escombros para construir otra edificación nueva. La imagen tenía un sentido histórico en la caída de Nabucodonosor (oro) y ascensión y conquista de Ciro (medos y persas), en la fragilidad del reino seléucida después del hierro de Alejandro, y los pies de barro es la división entre su herencia dividida entre ellos: Láguidas (hierro) y Seléucidas (barro cocido).

   

Pero tiene la historia un sentido profético, en el tiempo en que se lee el texto: no tener los pies de barro, tener buena base. ¿En qué está apoyado el Estado de Israel? No puede estar basada en la agresividad con los pueblos colindantes, una defensa continua con el apoyo de los judíos que tienen poder en todo el mundo comenzando por las finanzas de EEUU. La opresión continua a los pueblos palestinos no es buena base para una convivencia, pues había convivencia pacífica hasta la llegada del sionismo. Aunque sea difícil encontrar el equilibrio entre los dos Estados (Israel y el Palestino) no es bueno la opresión o los asentamientos, o el desahucio continuado en sitios como en Jerusalén de árabes tanto musulmanes como cristianos. El afán de conquistar más territorio de modo unilateral no es sembrar un futuro provechoso. La solución no es echar gasolina al fuego…

   

El pueblo de Israel tiene muchas opiniones y tendencias políticas, con una visión religiosa también distinta, que va desde los ultra religiosos, a liberales (se adecúan al contexto actual) y otros que no se basan tanto en la religión como los sionistas que van más en busca de la educación y progreso, y ahora en cimentar el Estado de Israel. Aunque las tendencias políticas y religiosas pueden cambiar con el tiempo y pueden variar en función de factores diversos, a día de hoy podríamos decir que estos grupos son:


1. Ultra religiosos (Haredim): comunidades judías ultraortodoxas que suelen enfocarse en la observancia estricta de la ley judía. Estadísticas: Según el Informe de la Población de Israel de 2020, los Haredim representan aproximadamente el 12% de la población judía en Israel y suelen tener tasas de crecimiento demográfico más altas que otros sectores de la sociedad.


2. Liberales (Seculares): pueden adoptar actitudes más liberales y menos centradas en la observancia religiosa estricta. En dicho informe, constituyen una parte significativa de la población judía, representando aproximadamente el 43%.


3. Sionistas con enfoque en educación y progreso como parte integral de la construcción y fortalecimiento del Estado de Israel. No tengo datos al respecto pero sin duda que el 0,2% de la población mundial tenga cerca de un 25% de los premios Nobel es un indicador de esa característica.


4. Pero podríamos hablar de otros grupos u opiniones no tan basadas en la religión, sino que tienen otras prioridades. Es una realidad compleja que puede actualizarse día a día, como en cualquier país de Occidente donde el cambio es parte esencial de la evolución de la sociedad y mentalidades.

   

En medio de este magma de tendencias, vemos que hoy domina una política de guerra en Israel. Volviendo al gigante del sueño tiene relación con un reino nuevo del amor, que no es el basado en la ley externa y el Templo de Jerusalén, pues esa construcción, que era su orgullo, “fue reducido a pavesas” y los hebreos dispersados como pueblo. Construido por Salomón un milenio antes de Cristo, y destruido primero por Nabucodonosor en el 586, reconstruido en tiempos de Ciro y otra vez por Herodes, fue arrasado por Tito y los romanos en el 70 d.C. Los judíos querrían la reconstrucción de un Tercer Templo, pero como hay una mezquita y está Israel rodeado de pueblos islámicos, no parece posible. Como diría Jesús, no es ni en ese templo ni en donde los samaritanos ponían la montaña de Jacob donde habita Dios, sino en el corazón de cada uno, pues todos somos hijos de Dios, y así lo expresa la Torah desde el primer versículo del Génesis: Dios crea la persona humana a imagen suya, todos somos hermanos, y el fratricidio es contrario a la Palabra de Yahvé.

   

Pues no quiero pensar la opinión (no contrastada con fuentes) que veo publicada, de que los servicios de inteligencia israelíes ya sabían del ataque terrorista de Hamás desde tiempo antes, y que simplemente no valoraron el alcance de sus fuerzas, pues eso me haría pensar que buscaban una excusa para invadir Gaza y ocupar con más intensidad Cisjordania. Tampoco me ayuda pensar que Hamas hizo el ataque para poder provocar una represalia y mostrar los niños muertos (quizá a causa de usarlos como escudos humanos), que es la foto que han vendido (que es otra opinión que tampoco está documentada, pero que se publica estos días). Pongo por tanto los dos puntos como suposiciones.

   

Simplificando (y por tanto sin abarcar todos los aspectos) las pretensiones de Israel en el conflicto actual son: seguridad y reconocimiento (garantizar la seguridad de sus ciudadanos y el reconocimiento de su derecho a existir como Estado, ante unas comunidades islámicas de alrededor que no lo aceptan, y algunas querrían hacer desaparecer a Israel); defensa (protegerse contra amenazas percibidas, incluyendo ataques con cohetes y otros actos terroristas); y a ello tienen derecho esas personas de Israel.

   

Gaza (Hamas) quiere:  fin del Bloqueo (levantamiento del bloqueo israelí y egipcio impuesto a la Franja de Gaza); reconocimiento de su autoridad en Gaza y derecho al retorno de los refugiados palestinos. Y son cosas a las que tienen derecho, pero no en el modo de usar modos terroristas, ni en el apoyo de Irán para echar al mar a los judíos.

   

Sin duda, es un escenario más complejo con intervención internacional y quizá hay muchas intenciones ocultas detrás de estos objetivos más públicos, en realidad no pretendo conocer lo que manejarán mejor los servicios secretos respectivos, pero sí nos sirven estos puntos para ahondar en algo fundamental: las batallas importantes no están en matarse unos a otros, sino que están en el interior de cada uno, donde hay una angustia que provoca ese vacío existencial, la falta de interioridad, el miedo… miedo expresado en otro sueño de Daniel, el del dedo que escribe las palabras en el banquete real, escribiendo la sentencia del destino en tres palabras cuyo significado son: "Dios ha contado tus días", "no has dado el peso en su balanza" y "tu reino se ha dividido". El peso en la balanza sin duda es el amor, y el castigo profético no es tanto una amenaza divina sino una autoexclusión de la felicidad, de quien no sabe amar (porque no quiere).

   

Hay otra palabra con la que Jesús nos anima: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Es la precipitación de las personas la que genera peleas, y es la paciencia y perseverancia la que arregla los problemas. No hay rosas sin espinas, un sendero sin dificultades no nos haría mejorar mucho. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la vida es esencialmente amor, y si hay amor al final todo colabora para el bien. Por eso el objetivo inmediato en Israel no es matar sino treguas que permita ver con calma, tener más visión de conjunto, reforzar la dignidad de todas las personas como imagen de Dios y hermanos, y edificar un futuro más seguro del Estado, y sin miedos. 

jueves, 30 de noviembre de 2023

La "taza vacía" puede llenarse de cosas nuevas


La vida no consiste tanto en querer controlar como en soltar amarras.


Por: Llucià Pou Sabaté | Fuente: Catholic.net



Con frecuencia, las creencias limitativas que se adquieren en la vida nos llenan de conceptos equivocados, que pueden llevarnos al colapso, por ejemplo del perfeccionismo en la limpieza o en el orden o cualquier otra manía, es decir volcarnos en una perfección exterior en lugar de buscar la paz interior. La imagen de la taza vacía se utiliza a menudo para ilustrar la disposición mental de estar abiertos, receptivos y dispuestos a aprender. A lo mejor queremos resultados distintos en nuestra vida, y para ello deberemos hacer cosas distintas, pensar cosas distintas, volver a vivir nuestra vida y no la vida de los demás. Hacer limpieza…

Imagina tu mente como una taza vacía. Si está vacía, tiene espacio para llenarse con nueva información, conocimientos y experiencias. Mantener una mente abierta significa estar dispuesto a considerar nuevas ideas, perspectivas y aprender de los demás.

Una taza vacía simboliza la ausencia de prejuicios o pre-ocupaciones (“preocuparnos” en lugar de “ocuparnos”), y así sin vivir el presente estamos prisioneros de los remordimientos del pasado (“tenía que haber hecho esto en lugar de aquello…”) o los miedos del futuro (“seguro que esa relación no va a durar, seguro que me echan del trabajo…”), preconcepciones insanas que no sirven y no son reales en el 95% de los casos. En todo caso, la pre-visión nos ayuda a poner los medios para construir el mejor de los futuros, sin querer controlar los resultados (que a veces degenera en enfermedades y estrés). Estar dispuesto a aprender implica dejar a un lado las creencias preexistentes y estar abierto a entender el mundo desde una perspectiva fresca, sin juicios previos.

La taza vacía representa una actitud de aprendizaje continuo. La idea es que, al igual que una taza vacía siempre puede llenarse, una mente abierta y receptiva siempre tiene espacio para adquirir nuevos conocimientos y habilidades a lo largo de la vida.

Vaciar la taza puede ser visto como un acto de liberación de lo viejo para dar paso a lo nuevo. En términos de crecimiento personal, implica deshacerse de las limitaciones autoimpuestas y estar listo para abrazar oportunidades de desarrollo y cambio. También se relaciona con la humildad, reconociendo que siempre hay más por aprender y que nadie tiene todas las respuestas. Estar dispuesto a reconocer nuestras limitaciones y permitirnos ser guiados por la sabiduría y la experiencia de otros.

Si lo más importante en la vida es aprender (aprender a amar sobre todo), esa comprensión es muy importante en el ámbito educativo, en el de desarrollo personal o en la adopción de nuevas ideas. Mantener una actitud de apertura y disposición para aprender echa fuera toda rigidez mental puede limitarnos y encarcelarnos en nuestro ego y en concreto en los conceptos (a veces equivocados) que genera nuestra mente.

¿Qué es vaciarme? Tengo que aprender a mostrarme vulnerable, a admitir aquel vacío, que todo ha cambiado, que aquello ya no está. Voy a tener que echar del vaso aquello que no me da paz, para poder llenarlo nuevamente de información correcta, pues lo que no da paz no es verdad, la verdad es pacífica (como dice Dios en la Biblia: “yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción”), lo que no da paz, hay que echarlo fuera. Mi vida se enriquece cada vez que lleno la copa, pero también se enriquece cada vez que la vacío... porque cada vez que vacío mi copa estoy abriendo la posibilidad de volver a llenarla, con mi comprensión de hoy, gracias a mis experiencias de ayer, hacia una vida para el mañana.

Jorge Bucay, en su libro sobre “El camino de las lágrimas”, insistía en ese vaciarse: toda la historia de nuestra relación con el crecimiento personal es la historia de este ciclo de entrar y salir, llenar y vaciar, tomar de lo nuevo después de decir “vete” a lo que no va...

Es cierto que podemos estar apegados a ciertas cosas materiales, ciertos recuerdos, incluso podemos tener las cosas de alguien que nos ha dejado, como haciendo un museo con esos recuerdos materiales o de nuestra memoria, pero la clave es siempre la misma: ¿eso me da paz? Si es que sí, aquello nos beneficia; si es que no, es mejor desprenderse de todo ello, cuanto mayor es el apego, el pegamento que nos une a lo malo, mayor es el daño que se produce...

Muchos orientales, siguiendo a Buda, nos hablan de que la felicidad está impedida por el sufrimiento, y que para no sufrir hay que evitar los deseos y apegos. Pero me parece que la clave está en integrar todo en el alma, y no dejar de tener emociones y deseos, pues el amor lleva siempre a sufrir, aunque sea un poco, por el amado. Si no se ama, no se sufre. Porque quien ama corre el riesgo de sufrir. Recuerdo unos versos: “mi vida es toda de amor, / y si en amor estoy ducho, / es por causa del dolor, / pues no hay amante mejor, / que aquel que ha llorado mucho”. Sin duda, el alma si tiene comprensión de que todo es para bien, y confianza en que estamos siempre en manos de Dios, ese sufrimiento mental y emotivo será menor pues encuentra un sentido: y cuando el sufrimiento tiene un sentido está lleno de aceptación y de esperanza, mientras que si no lo encuentra solo hay resignación y descorazonamiento.

Para crecer, necesitamos oposición, resolver esos problemas que en realidad son procesos, en nuestro aprendizaje. Las dificultades son así oportunidades, y no hay modo mejor para crecer que superar esos obstáculos adecuados a nuestro nivel de frustración para no desanimarnos ni aburrirnos, algo así como lo que proponen los videojuegos que presentan una pantalla adecuada a nuestro nivel para que haya “flow”, máxima concentración y mínimo esfuerzo porque estamos motivados. En cambio, cuando alguien se enfrenta a una dificultad demasiado alta puede desanimarse, hundirse, y es conveniente que le demos ayuda.

Una de las cosas que tiene pasar por uno de esos malos tragos de la vida es que también aprendemos. Madurar siempre implica dejar atrás algo perdido, aunque sea un espacio imaginario. Abandonar uno de esos espacios anteriores (internos o externos), siempre más seguros, más protegidos, previsibles. Dejarlos para ir a lo diferente. Pasar de lo conocido a lo desconocido. Esto, irremediablemente, nos obliga a crecer. Ser consciente de que puedo soportar los cambios, de que puedo salir delante de aquella crisis, si lo decido, me permite también tener paciencia en ese momento de crisis, quedarme haciendo lo que hago, construyendo en cuanto pueda la oportunidad que me brinda aquello. Pues hay momentos en que nos parece que todo ha llegado el final, que estamos en un callejón sin salida, que nada vale la pena.

Así, la vida transcurre entre amores y desamores, entre triunfos y fracasos, en un aprendizaje que supera todos los problemas, para que podamos ser felices sin depender de si hay o no frustración. Una vida con sentido es una vida con amor, sintiéndose amado y sabiendo amar. Procuraremos ayudar a quienes se enfrentan a cotas demasiado altas de dificultad, dándoles información adecuada si la aceptan, para que tengan más comprensión, sepan transformar la resignación y quizá hundimiento en una comprensión que esté llena de aceptación y esperanza, que les dé sentido de vida...

La vida no consiste tanto en querer controlar como en soltar amarras, es un dejarse llevar por la confianza con Dios, no aferrarnos a los proyectos demasiado elaborados, dejar que la mano de Dios los rehaga, como el alfarero hace de nuevo el jarrón con el barro fresco… Él sabe más, Él nos lleva a todos, nos dice como a Pedro: “sígueme”. Aquello que perdemos ahora, nos lo dará con creces, cien veces más. Podemos decir que este punto es central en la vida, y en el aprendizaje a través del dolor y en toda pérdida. Si queremos controlar el destino, nos pasamos la vida con miedo y angustias. En cambio, si somos conscientes de que Dios cuida de nosotros de continuo, dejaremos las riendas de la vida en sus manos, sabiendo que lo mejor siempre está por llegar. Nos ocuparemos del día a día, pero sin preocuparnos. E integraremos el dolor, la muerte de alguien querido, dentro de esos planes, sabiendo que al final todo será para bien de todos.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Conflicto de Israel y Hamas (3 y 4)

 

No puede salir nada bueno de dos facciones cuando una quiere el exterminio de la otra
Llucià Pou Sabaté
Viernes, 3 de noviembre de 2023, 08:43 h (CET)


Israel ha pedido a los habitantes del norte de la franja de Gaza que se vayan al sur, pero hemos visto que muchos no lo han hecho. Israel dice que los que se queden serán considerados como pertenecientes a Hamás, pero si pensamos que muchos son familia de miembros de Hamás en mayor o menor grado, vemos que la acción violenta contra ellos no es posible, que un exterminio así sería inmoral y no viable ante los ojos de la opinión pública internacional: hay que usar otras vías.


Israel y Gaza han tenido ciclos de violencia frecuentes con enfrentamientos militares y ataques de uno al otro. En 2021 hubo un conflicto y ahora estamos viviendo otro más grande, pues está incluyendo la posible intervención de Rusia y China a favor de Palestina, que en realidad es un enfrentamiento con Estados Unidos, que apoya a Israel. La diplomacia internacional está implicada en que ese conflicto no crezca a nivel global, sobre todo la Comunidad Europea ve el peligro de que el conflicto le toque de cerca, al igual que una acogida de refugiados como ha pasado con Ucrania. Egipto –que reconoció a Israel como Estado- parece que no quiere acoger a los desplazados de Gaza.  


En el estado actual, podemos decir que una cosa son los judíos que convivieron durante siglos y siglos con los cristianos y musulmanes y siguen conviviendo hasta ahora, y otra cosa son los sionistas que defienden ir ampliando una tierra una vez han conseguido un Estado reconocido por el derecho internacional, derecho al que no se han acogido en cuanto a sus obligaciones. El estado sionista israelí lleva masacrando a los palestinos, tanto musulmanes como cristianos (ortodoxos y católicos) durante 56 años. Israel está oprimiendo al pueblo palestino, y por eso surge un antijudaísmo en el mundo árabe-musulmán. También sufren los cristianos las consecuencias de un régimen que no deja que se viva en la parte judía, que dificulta la compra de terrenos, en su exclusivismo, por ejemplo en Jerusalén, y además con cualquier excusa destruyen edificios para irse quedando con todo el terreno.


Bien se ha dicho estos días que un judío es aquel que procede del pueblo judío y cree en la religión judía, mientras que un sionista es aquella persona que considera que los judíos deben tener su Estado hebreo desde que Inglaterra les cedió parte de Palestina y lo respaldó la ONU. El pueblo judío fue víctima del antijudaísmo cristiano y luego el racial que culminó en el holocausto, y la búsqueda de una tierra propia no ha sido un oasis sino una ciudadela en guerra [1]. Así, en 1948, muchas personas árabes fueron enviadas a campamentos en Líbano, Jordania y Cisjordania, donde también se han instalado 800.000 colonos israelíes.


El lobby sionista es muy poderoso en EEUU y muchos sitios del mundo, donde tienen el control de los poderes económicos. E Israel se ha acostumbrado a no obedecer las directrices internacionales, pues se le ha protegido con impunidad por parte de esos organismos.


No puede salir nada bueno de dos facciones cuando una quiere el exterminio de la otra: los musulmanes de la zona la expulsión de todos los judíos y la imposición de un califato de barbarie en la región, y los judíos la conquista por unos medios u otros (guerra o asentamientos cada vez más amplios) de todo el territorio de la zona.


Conflicto de Israel y Hamas (4)


Las manifestaciones a favor del exterminio de los judíos "desde el Jordán hasta el mar Mediterráneo" no ayudan nada porque por encima del sentimiento ha de guiarnos la verdad. A mí me fastidia la intransigencia de los judíos hacia los cristianos haciéndoles la vida imposible, cosa que no sucede entre los árabes palestinos que tienen más respeto por los cristianos. Pero también me fastidia la intransigencia de los islamistas hacia todos los que no piensan como ellos, tanto si son cristianos como si son mujeres que quieren ir sin velo o cualquier otra forma de atentado a la libertad. Lo que ha pasado estos días ha sido la mayor masacre de judíos desde el Holocausto, que en proporción a la población de EEUU sería como matar a 50.000 de sus habitantes. Pienso que Israel debe actuar, pero de manera justa, y con su actuación en contra de los derechos humanos está perdiendo el relato, y con ello la simpatía de la mayoría. Y eso es lo que se pide, no masacrar a población civil, atender a sus necesidades. Que Israel no sea tan ingenuo de responder a la tremenda provocación de Hamas siendo como ellos, pues entocnes perdería toda credibilidad.

   

La solución a nivel global pasa por el reconocimiento de los dos Estados, Palestino e Israel, pero parece que los países árabes, sobre todo Irán, están empeñados en que desaparezca el Estado de Israel, y eso dificulta toda negociación, haciendo casi imposible la autodeterminación para los palestinos. Por ejemplo, en Gaza Hamás se hizo con el gobierno del territorio. El desafío es complejo, la paz y la seguridad para las personas en la región no se ve posible a corto plazo.


   

La Franja de Gaza es ahora el avispero del conflicto, y en esa partida de ajedrez nadie mueve ficha por ahora: Irán, que parece que promueve el terrorismo anti-israelita, si actúa directamente puede provocar la guerra con Estados Unidos, que ya ayudó a Israel en otras guerras, y ha estado apoyando desde la fundación del Estado. China es una gran potencia, pero no puede arriesgar su economía, pues es el gran bazar del mundo y depende de sus ventas en Occidente. Rusia está ya implicada en el conflicto de Ucrania, y aunque Occidente no quiere humillarla para que el conflicto no sea nuclear, tampoco le ha salido la jugada como quería, y necesita distraer la atención creando otros conflictos para que Putin no pierda apoyos. Israel ha conseguido que Irán no tenga bomba atómica, pero él sí la tiene por lo que supone una carta que tiene siempre en la manga, para evitar un conflicto a gran escala. Y por encima de todo eso, pienso que tanto Israel como Palestina, por su pasado resistente ante las contradicciones, no tienen un derecho tolerante como en otros países de Occidente, sino que actúan con acciones bélicas. Y la guerra es siempre la peor de las soluciones a largo plazo. Aunque es lógico que Israel se defienda de esos ataques, su actitud ha de mejorar para no seguir provocándolos, y acogerse al derecho internacional.



[1] Edgar Morin, Horrores y errores en tierra de mitos, El país, 2023-10-20, https://elpais.com/ideas/2023-10-20/horrores-y-errores-en-tierra-de-mitos.html

martes, 16 de agosto de 2022

El espíritu de la no violencia en el contexto actual - ¿Puede la educación jugar algún papel?

 

"La solución para los conflictos es la educación para la paz, que sea una educación real, transformativa, que al fomentar buenos sentimientos y comunión entre los corazones –concordia- la sociedad repugne a un gobierno que quiera una guerra, y lo cambie para que los gobiernos promuevan la paz"

"La atención internacional deberá fijarse no en el lucro o hacer guerras que fomenten la industria del armamento y otras formas de egoísmo, sino únicamente defender la dignidad de los pueblos que pueden ser oprimidos por otros"

En el contexto actual de la invasión de Ucrania, he querido pensar no tanto en la resolución de un conflicto que es “un marrón”, donde pierden todos y donde no se puede quitar el derecho a la legítima defensa de un pueblo que se ve oprimido. Pero que, paralelamente, muchos se benefician del comercio de armas, principal industria de todas las que hay en el mundo… No, quiero referirme no tanto al “marrón” cuando está ya servido después de años de conflictos no resueltos, sino a un tema más de fondo, que es la educación en la noviolencia, que es –me parece a mí- lo que evitaría este tipo de guerras.

"La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa...", decía Erasmo de Rotterdam. Y aunque hay siempre el “derecho de legítima defensa” que para muchos justifica las guerras, no es menos cierto que el que hace violencia a un pueblo no deja a este pueblo amigo, y si no se hace con absoluta justicia este pueblo oprimido se sentirá humillado, y luego levantará la cabeza contra el agresor: el oprimido siempre levantará la cabeza, y entonces volverá su furor contra el agresor. Si la espiral de violencia no conduce a nada bueno (como vemos en el Próximo Oriente), ¿cuál es la solución de un conflicto como el que tenemos estos días?

De la mano de Aurelio Fernández en su escrito La paz y la guerra quería profundizar en las palabras de Jesús que llama bienaventurados a los artífices de la paz porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9; palabras recogidas en la visión que la Iglesia tiene sobre el mundo en los documentos Vaticanos: Gaudium et spes [GS],77).

La noviolencia en la Biblia

La paz en la Biblia no es la ausencia de conflictos, sino algo mucho más rico. El saludo Shalom desea un bienestar pleno, no sólo una paz social. Está en el núcleo del mensaje del Mesías, Príncipe de la paz (Is 9,7), cuya misión será inaugurar la paz. El mensaje de Jesús es la paz, se hacen realidad las palabras anunciadas por el salmista: "la justicia y la paz se besaron" (84,11). Es el shalom -bienestar, equilibrio y plenitud- que anuncia Jesús: “la paz esté con vosotros”.

Jesucristo no quiere violencia: vemos como atempera los ánimos alterados de los hijos de Zebedeo cuando le piden que "baje fuego del cielo" contra los samaritanos (Lc 9,54-55). El consejo de no resistir a quien hiere una mejilla es un buen ejemplo de su modo de pensar: "amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por los que calumnian. Al que te hiere en una mejilla ofrécele la otra, y a quien tome el manto no le impidas tomar túnica; da a todo el que te pida y no reclames de quien toma lo tuyo" (Lc 6,28-30). 

Incluso en el uso de la violencia en defensa propia, Jesús propone una aceptación que la deja de lado, así cuando el apóstol Pedro acomete con la espada en el prendimiento de su maestro, Jesús le responde: "Mete tu espada en la vaina, pues quien toma la espada, a espada morirá" (Mt 26,52). 


La noviolencia es la esencia del Evangelio, y ha sido llevada a la práctica en la historia por algunos cristianos como M. Luther King, y otros que no lo fueron exteriormente como Gandhi. Se trata de una actitud fundamental y continua profundamente pacifista, que rechaza toda violencia y mucho más la venganza. Algunos llegan a decir que "la no-violencia es un consejo evangélico como la obediencia o la castidad" (M. García).

Hay palabras que han resultado difíciles de entender en un mundo donde la agresión se castiga con otra agresión (véase los conflictos de Oriente Medio). Cuando Jesús habla de "volver la mejilla" (Mt 5,39) está proponiendo una alternativa a la ley del talión, que señalaba en los antiguos una respuesta proporcionada al mal recibido. Y sin duda fue un primer paso de resolver conflictos, pues antes si mataban a uno de los míos se respondía con matar a 100 de los tuyos, y esto podía llevar a una aniquiliación de la raza humana. Sin duda, el “ojo por ojo y diente por diente” (Ex 21,23-25) fue un avance. Pero Jesús propone excluir toda lucha vengativa, y quiso iluminar nuestro espíritu rechazando toda acción política o revolución social por vía de la violencia. 

La doctrina del amor fraterno

La doctrina de Jesús sobre el amor fraterno ha de iluminar los conflictos sociales que tengamos (contra el terrorismo, conflictos territoriales, de nacionalismos, etc.), y no pretente ser un manual para resolverlos sino que muestra una dinámica del amor y noviolencia, para que esta luz nos permita iluminar las distintas situaciones que nos enfrentemos. Y esto queda al buen hacer de la política, que dependerá de las circunstancias y por eso no se trata de promover un pacifismo irreflexivo. 

Esta luz hace que san Pablo no hable de la revuelta social sino de una conversión interior, porque si tengo paz en mi corazón seré portador de paz dondequiera que vaya. Esto no implica desprecio a las tareas políticas, sino que afirma la prioridad de la tarea educativa en la interioridad, que luego tiene una manifestación social. Es como el ejemplo del iceberg que tiene mucho más dentro del agua de lo que sale fuera; así, si dentro está todo en orden, aflora por fuera esa bondad: "Estad, pues, alerta, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos de la coraza de la justicia y calzados los pies, prontos para anunciar el evangelio de la paz. Embarazad en todo momento el escudo de la fe, con que podáis apagar los encendidos dardos del maligno. Tomad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios... para dar franqueza el misterio del Evangelio, del que soy el embajador encadenado para anunciarlo con toda libertad y hablar de él como conviene" (Ef 6,14-20). 


Cuando las personas están desinhibidas, por ejemplo cuando se encuentran bajo efectos del alcohol, aparece lo que llevan dentro: muchas veces la agresividad, la violencia. Se manifiesta en la violencia doméstica, en las calles… Pienso que se trata de una agresividad muchas veces reprimida en las personas, que cuando se pierden los nervios o hay esa desinhibición aflora fuera, mostrando la podredumbre en el corazón de las personas, la falta de paz. Cuando observo agresividad en los niños, cosa que va contra la esencia de la inocencia infantil y no parece lógica, no dejo de pensar que los niños son como un espejo virginal de lo que ven en el corazón de los mayores: la agresividad de los mayores contamina el corazón inocente de los niños. De ahí que la paz interior es la solución para todos los conflictos sociales, y eso es lo que indica el Evangelio: atemperar y gobernar las propias pasiones en lugar de buscar un "enemigo" exterior pues el auténtico enemigo está dentro. El ejemplo de que tenemos dentro dos lobos, uno bueno y otro malo, nos puede iluminar: podemos alimentar al lobo que deseemos que domine. El Antiguo Testamento lo decía con otras palabras: “ante ti está el bien y el mal, la vida o la muerte, como un fruto que se te ofrece: alarga la mano y toma el que tú desees”. A esto se refiere san Pablo cuando indica que él "ha combatido el buen combate" para ganar "la corona de la justicia" (2 Tim 4,7). La "autoridad" de Pablo es "para edificar y no para destruir" (2 Cor 10,8).

Amor a la paz en la historia siguiendo la luz evangélica

En la historia hemos visto persecuciones, y ya Sócrates dijo que se degrada más el que comete injusticia que el que la sufre; es decir, los verdugos se toman el veneno que quieren para sus víctimas. Naturalmente, esto supone una esperanza en que esta vida es un paso para otra mejor, una escuela de almas y al alma no le puede hacer daño nadie, y de ahí que el martirio o resistencia hasta la muerte es una opción vencedora: "Ellos le han vencido (al demonio) por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio y menospreciaron su vida hasta morir" (Apoc 10,11). Y de ahí que muchos al sufrir por el Evangelio están llenos de coraje: "Ellos se fueron contentos de la presencia del sanedrín, porque habían sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús" (Hech 5, 41, cfr. 4,19-27). 

Esta luz para actuar no supone inactividad social, sino que es la semilla que permite que se transforme toda la sociedad, como vimos en la historia cuando aparece la sociedad cristiana sustituyendo al imperio romano. Cada uno está llamado a ser sal que dé sabor a todo y a todos (Mt 5,16), levadura que vivifique toda la masa del tejido social (Mt 13,33), pero hemos visto también que no se consigue en plenitud, que siempre hay errores en la sociedad, que está todo por hacer, aunque se haya avanzado en muchas cosas. La petición de Jesús de "ir hasta el fin del mundo" (Mt 28,19) está siempre por hacer, es una utopía que en esta tierra –escuela de almas- no se conseguirá por entero, porque siempre habrá trabajo en esta educación para la paz y el amor (Cfr. 2 Cor 4,1-3; Fil 1,19-26; 2 Tim 1,7-14, etc.). Por eso, esa búsqueda de la paz que propone Jesús será una dinámica siempre abierta y viva, y los dichos, parábolas y actitudes del Maestro serán siempre guía para un “orden establecido” que beneficia a unos en detrimento de otros, en definitiva que siempre el egoísmo personal y social (con sus “estructuras de pecado”) estarán perturbando esa búsqueda de paz.



San Justino (siglo II) muestra esta noviolencia: "no solamente no hacemos la guerra a nuestros enemigos, sino que morimos alegremente confesando a Jesucristo". San Ireneo (siglo II) dice: "los cristianos ya no saben luchar, sino que, abofeteados, ofrecen la otra mejilla". Tertuliano (siglo III) sufrió persecución, y recomienda no la venganza sino el sufrimiento paciente, y señala que las palabras que hemos visto más arriba de Jesús a Pedro en el Huerto son para todos: "Cristo, al desarmar a Pedro, desarmó a todos los cristianos" (de hecho, muchos soldados y oficiales del ejército se declararon “objetores de conciencia” al convertirse a la fe cristiana). San Juan Crisóstomo (siglo IV) señala: "Mi costumbre es padecer persecución y no perseguir; ser oprimido y no oprimir". Por eso se iban de la milicia, porque en ciertas profesiones es difícil vivir lo que se sentían obligados: “deben esforzarse para no hacer nada malo contra Dios, lo cual es muy difícil en la vida militar". Pero cuando se convierte el Emperador Constantino a la fe cristiana, vemos que no deja de haber guerras.

Los desastres de la guerra

No vamos a entrar aquí en si hay guerras justas, pues recuerdo que cuando la invasión de Kosovo, Juan Pablo II hizo un llamamiento a una “intervención quirúrgica” internacional para evitar que aquel pueblo fuera masacrado por los invasores, la llamó “injerencia humanitaria”. Muchas veces se aplica a la guerra la fórmula del “mal menor”: intentar que si no hay otro remedio pueda aplicarse, siempre que con ello la situación no empeore. Las Guerras Mundiales han puesto en evidencia, como todas las guerras anteriores, los desastres que conllevan. Juan XXIII que era un hombre de paz escribió: "En nuestra época, que se jacta de poseer la energía atómica, resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado" (GS,127). Las guerras son malas siempre, y cuando empieza es que la razón ha perdido. Al igual que en las discusiones entre personas: cuando dos personas discuten, la razón ha perdido. 

Volviendo a la idea principal, para evitar las guerras y conflictos sociales la educación es la prioridad, pues allí se educa en la paz interior, y esa interioridad es la que permite, como en el iceberg, que aflore la paz en la acción exterior. La solución para los conflictos es la educación para la paz, que sea una educación real, transformativa, que al fomentar buenos sentimientos y comunión entre los corazones –concordia- la sociedad repugne a un gobierno que quiera una guerra, y lo cambie para que los gobiernos promuevan la paz. Juan Pablo II dijo bien claro que "la guerra es una aventura sin retorno". Y dijo también que las “armas” que hay que usar –mejor dicho las “herramientas”- son esa educación para la paz, pues así "con la razón, con la paciencia y con el respeto a los derechos inalienables de los pueblos y de las gentes, es posible descubrir y recorrer los caminos del entendimiento y de la paz".

Por tanto, la proyección social de la paz han de ir de la mano de la justicia y el amor: "la paz como obra y consecuencia de la justicia" y "la paz como fruto del amor el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar" (dice el Concilio Vaticano, GS,78). La atención internacional deberá fijarse no en el lucro o hacer guerras que fomenten la industria del armamento y otras formas de egoísmo, sino únicamente defender la dignidad de los pueblos que pueden ser oprimidos por otros.


( | Llucià Pou Sabaté, publicado en religiondigital.org)

Sobre la guerra de Gaza y otros textos

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