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lunes, 21 de noviembre de 2011

San Agustín y teología de la imagen

Os invito a ver
http://www.yoinfluyo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=30987-el-lado-rebelde-de-san-agustin-descubriendo-la-filosofia-parte-iii&catid=26-biografias-destacadas&Itemid=162

Copio aquí la primera parte del texto:

San Agustín y la teología de la imagen
La psicología de S. Agustín está basada en la Verdad interior: Dios es
el centro del hombre. "¿Qué eres tú para mí, Señor?", "y ¿qué soy yo
para ti?" Dice Juan Pablo II: "Partiendo de la autoconciencia de
hombre que es, de conocer y amar, y animado por la Escritura, que nos
revela a Dios como el Ser supremo (Es., 3, 14); la Sabiduría suprema
(Sab. passim) y el primer Amor (1 Jn 4, 8), esclarece esta triple
noción de Dios: Ser de quien procede, por creación de la nada, todo
ser; Verdad que ilumina la mente humana para que pueda conocer la
verdad con certidumbre; Amor del cual procede y hacia el cual se
dirige todo verdadero amor".
Dios, en efecto, como él repite tantas veces, es "la causa del
subsistir, la razón del pensar y la norma del vivir", o, por citar
otra célebre fórmula suya, "la causa del universo creado, la luz de la
verdad que percibimos, y la fuente de la felicidad que gustamos". Esto
es interesante, porque no nos conocemos con introspección, sino con el
espejo de la Verdad que es Jesús. Es más, a imagen de Dios somos, de
la Trinidad, y es la memoria del Padre, nuestra autoconciencia,
precisamente la que nos supone la identidad, pues sabernos amados por
el Padre nos hace seguros de saber quiénes somos... la inteligencia
nos muestra el Verbo y el amor el Espíritu, que son las tres
cualidades o potencias espirituales de la persona.
Esto tiene grandes implicaciones, que cuando se abandonaron por
desgracia en la filosofía se redujo, se empobreció todo con el binomio
inteligencia-voluntad, abandonando la memoria y perdiendo nuestra
identidad... nuestra autoconciencia (habló otra vez de ella Martin
Heidegger). O sea que la memoria, aunque no tenga un acto externo como
tienen las otras dos potencias, sino que es el recuerdo de un acto que
aporte a ellas, digamos interno, es muy valioso y no hay que dejarla
de lado... Pues esa presencia profunda y misteriosa de Dios en el
hombre es lo más profundo de ese modo de estar de Dios como
"substancia creadora del mundo", como verdad iluminadora, como amor
que atrae, más íntimo que lo más íntimo que hay en el hombre y más
alto que lo más alto que hay en él.Refiriéndose al periodo anterior a
la conversión, Agustín dice a Dios: "¿Dónde estabas entonces y cuán
lejos de mí? Yo vagaba lejos de Ti... y tú, por el contrario, estabas
más dentro de mí que la parte más profunda de mí mismo y más alto que
la parte más alta de mí mismo"; "Tú estabas conmigo, pero yo no estaba
contigo".
Y una vez más: "Estabas delante de mí, pero yo me había alejado de mí
mismo y no sabía encontrarme. Con mayor razón no sabía encontrarte a
Ti". Quien no se encuentra a sí mismo, no encuentra a Dios, porque
Dios está en lo profundo de cada uno de nosotros. Al hombre, por lo
tanto, no se le entiende si no es en relación con Dios: "Nos hiciste
para Ti y nuestro corazón no descansará hasta reposar en Ti". ¡Cuántas
tonterías se dicen sobre la introspección, cuando sólo nos conocemos
en ese mirar adentro a Dios y a los demás! Es cuestión de darnos y
volver sobre nosotros y conocernos más.Llucià Pou Sabaté
--
Llucià Pou Sabaté
www.e-aprender.net
http://alhambra1492.blogspot.com/

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