Cuando sentir no basta: la depresión entre la emoción y el pensamiento

Durante años, la depresión fue entendida como una enfermedad del alma, un dolor sin herida visible. El psiquiatra español Juan José López-Ibor la definía como una "enfermedad de los sentimientos", una tristeza profunda que lo impregnaba todo, sin que siempre existiera una causa aparente. Su mirada, compasiva y pionera, abría un camino distinto: dejar de ver al depresivo como alguien “loco” y empezar a comprenderlo como alguien profundamente herido por dentro. Esta visión fue, en su momento, revolucionaria. Permitía hablar de melancolía sin estigma, de sufrimiento emocional como parte de lo humano. Y traía consigo una esperanza: lo emocional —decía López-Ibor— puede renacer. A diferencia de una pierna amputada, el sentimiento puede volver a florecer. Sin embargo, los avances de la ciencia y de la psicoterapia han ampliado este enfoque. Hoy sabemos que la depresión no solo es cuestión de sentir, sino también de pensar. No basta con nombrar la tristeza: hay que observar tambié...