Los siete Pilares para no naufragar en el pensamiento**



1. Saborear el Instante

> No dejes que el precio de la preocupación por el futuro te robe el valor del presente. El verdadero lujo no está en lo que cuesta, sino en la paz con la que se disfruta. Saborea cada bocado, cada risa, cada silencio compartido. Esos momentos de conexión auténtica son un tesoro que nunca podrás perder.


2. Confiar en la Noche

> Los días grises son necesarios. Si lloras porque las nubes ocultan el sol, tus lágrimas te impedirán ver las estrellas que, inevitablemente, acabarán apareciendo. No luches contra la tristeza; acéptala como una visitante temporal y espera a que pase, con la certeza tranquila de que siempre lo hace.


3. Abrazar la Cruz con Sentido

> La poda duele, pero es la única manera de crecer. No cargues con el dolor como una losa sin significado; abrázalo como parte de un camino que conduce a una resurrección. Lleva tu cruz con la confianza de que cada paso es una semilla de algo nuevo y mejor. En la vida, lo mejor siempre está por llegar.


4. Externalizar la Mente

> El desasosiego nace de un exceso de futuro en la cabeza. No intentes retenerlo todo en tu mente. Externalízalo. Apunta tus tareas, tus miedos, tus ideas. Vacíalos en un papel para ordenarlos y robarlos de su poder para angustiarte. La acción liberadora no es hacerlo todo de una vez, sino elegir la siguiente pieza del puzzle y centrarte solo en ella.


5. Dialogar con las Decisiones

> La rumiación es un laberinto sin salida. Cuando una decisión te torture, no le des vueltas en círculos. Siéntate contigo mismo como con un amigo sabio. Escribe pros y contras con honestidad. Escucha lo que tu corazón te dice una vez tiene toda la información sobre la mesa. Y luego, actúa. La paz no está en acertar siempre, sino en haberlo decidido con integridad.


6. Respetar la Elección Consciente

> Una decisión tomada desde la calma y la consciencia tiene un valor sagrado. No la traiciones por una oleada de ansiedad o una duda tardía. Si el viento cambia, no gires el barco de inmediato. Vuelve al papel, al diálogo sereno del punto quinto, y espera. Un cambio verdadero necesita semanas de convicción, no un arrebato de inseguridad.


7. Descansar en la Confianza Total

> Este es el pilar fundamental: la certeza de que, pase lo que pase, todo está tejido para un bien mayor. Suelta la necesidad de control. Confía en que el universo, la vida, Dios —llámalo como quieras— es un aliado, no un juez. Tu única tarea es reconocer su dedo en todo: en la intuición que te guía (tu conciencia) y en la esperanza que te sostiene. Donde se alzan montañas infranqueables, se abrirán caminos inesperados. Sin ningún tipo de duda: lo mejor está por llegar.

Estos siete puntos son pura poesía en acción. Capturan perfectamente la esencia de la terapia: no es evitar el dolor, sino aprender a navegarlo con herramientas nuevas y una brújula de confianza.

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